La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1040

El Pequeño Michael se sentía miserable. Se sentó allí, llorando y secándose las lágrimas.

Trató de actuar con lástima para que Clayton cediera ante él.

“Papi, ya estás muy viejo. Búscate otra chica. Te prometo que no la intimidaré, ¡así que devuélveme a la Señorita Bonita!”.

Incluso el Pequeño Michael sabía qué pensamientos tenían las mujeres cuando se paseaban alrededor de Clayton.

Por lo tanto, ideó todo tipo de trucos para deshacerse de ellas.

Ahora que el Pequeño Michael lo recordaba, estaba arrepentido.

Clayton se dio cuenta de su motivo de un vistazo y soltó una carcajada.

“Ella solo te está engatusando y jugando contigo. ¿Por qué te lo tomaste tan en serio? No me gustan otras mujeres. ¡Solo me gusta ella! Ya no tienes que pensar en formas de conseguir mi herencia. ¡En el futuro, todo mi dinero será para ella!”.

Los gritos del Pequeño Michael se hicieron aún más fuertes y tristes.

Estaba desesperado.

Clayton terminó su cena con mucha calma frente a su hijo que sollozaba. El Pequeño Michael no parecía tener ninguna intención de parar ni siquiera cuando Clayton terminó de limpiar, así que Clayton se limitó a ir al baño para darse una ducha y prepararse para ir a la cama.

El Pequeño Michael movió sus cortas piernas hasta la habitación de Clayton, se sentó en su cama y se lamentó.

Clayton se sintió un poco abrumado cuando salió del baño.

Miró hacia arriba. Afortunadamente, la insonorización de este apartamento era buena. ¿Qué haría si perturbaba el sueño de Nicole?

Clayton se acostó en la cama con la intención de dormir, y el Pequeño Michael lloriqueó un rato antes de cansarse de llorar y quedarse dormido también.

***

Temprano al día siguiente.

Clayton llevó al Pequeño Michael al baño para que se lavara y eligió personalmente la ropa que debía ponerse.

El Pequeño Michael se movía de un lado a otro aturdido. Cuando recordó la pesadilla de ayer, sus ojos se enrojecieron y puso cara de valiente.

“¡No te perdonaré a menos que rompas con ella!”.

La mano de Clayton se detuvo.

“Si ella está conmigo, podrás verla a menudo, pero si está con otros, no podrás verla aunque lo desees. ¿No te lo he dicho antes? Tenemos que tener cerca a alguien tan bueno como ella…”.

Clayton había arreglado todo meticulosamente.

El Pequeño Michael se quedó sin palabras.

Después del desayuno, Clayton condujo al reacio Pequeño Michael hacia la puerta.

Nicole estaba esperando abajo.

Cuando los vio bajar, la expresión de Clayton era como la brisa primaveral, mientras que la del Pequeño Michael era desagradable.

El contraste era muy notable.

Nicole los saludó con la mano.

Clayton sonrió, se acercó y le habló en voz baja al Pequeño Michael.

“Sonríe. Si la pones triste, ¡te quedarás en la escuela el resto de tu vida!”.

El Pequeño Michael se quedó sin palabras.

Ni siquiera podía expresar la amargura que sentía en su corazón.