La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1315

Nicole dijo: “¿Cómo pudiste olvidarlo? ¡Qué desperdicio de un buen caballo! ¡Está claro a simple vista que este caballo es un campeón!”.

Clayton dijo: “En ese momento todos dijeron lo mismo, pero si realmente está entrenado para campeonatos, no sabemos cuántos caballos de esta clase hay. Como lo compré, ¡no tendrá que preocuparse por tratar desesperadamente de ganar campeonatos!”.

Nicole sacudió la cabeza. "¿Sabe el caballo lo considerado que eres?".

"¿Tal vez?". Clayton habló de manera casual.

Nicole se atragantó. “Voy a empezar a montar. ¿Hablamos después? Ah, sí, gracias por el regalo. ¡Me encanta!".

Clayton sonrió. "Me alegro de que te guste”.

Después de que Clayton terminara de hablarle con cariño, Nicole colgó el teléfono.

Él sacudió la cabeza entretenido. Su estado de ánimo deprimido por fin mejoró.

Su asistente llamó a la puerta y entró. “Señor Sloan, el Presidente Sloan ha pedido verlo”.

Clayton hizo una pausa mientras su mirada se ensombrecía ligeramente.

Su felicidad disminuyó visiblemente y su rostro se volvió frío.

Hubo una pausa.

“Sé lo que quiere. ¿Qué crees que hace la gente antes de estar al borde de la desesperación?”.

Esa persona era su padre biológico.

El asistente estaba muy al tanto de la relación complicada de Clayton con la familia Sloan.

“Probablemente emprenderán su batalla final. Es mejor que no hacer nada”.

Los labios de Clayton se curvaron. Sus ojos eran fríos.

"Dile que se vaya".

El asistente dudó un momento antes de hablar.

"Señor Sloan, esta ya es la segunda vez. Si sigue negándose a verlo, no hay garantía de que no dirija su atención hacia Mediania o a Michael".

En cuanto el asistente terminó de hablar, los ojos de Clayton se encogieron al instante y se enfriaron con una pizca de crueldad.

Clayton apretó la mandíbula en secreto. Parecía formarse una ligera grieta en su rostro cálido y modesto.

"Déjalo entrar”.

El asistente asintió y se dio la vuelta para salir.

Clayton no quería ver a Quavon. No quería presenciar la desesperación ni la actitud amargamente suplicante en el rostro de Quavon.

Clayton se levantó. “Presidente Sloan, es la primera vez que vienes a mi oficina desde que dejé a la familia Sloan, ¿no es así?”.

Sin importar las dificultades que Clayton había sufrido en los últimos años, Quavon nunca se acercó para ayudarlo.

Del mismo modo, él tampoco acudió a Quavon en busca de ayuda.

Los dos eran como extraños sin relación alguna.

Esas palabras eran sin duda una burla al hábito de Quavon de buscar ventajas y evitar desventajas.

La expresión de Quavon se ensombreció ligeramente.

“Estás aún más ocupado que yo. La última vez que vine aquí, tu asistente me dijo que no estabas”.

Sus palabras estaban llenas de resentimiento.

Clayton miró a su asistente y sonrió. “Así es, no estaba”.

Quavon resopló con frialdad, sin ganas de discutir sobre ese asunto.

"Solo dilo. ¿Qué quieres? ¿Qué quieres realmente?".

Clayton entrecerró ligeramente los ojos.