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Uno de los guardaespaldas siguió a Nicole por detrás.
"Señorita Stanton, sube”.
Su tono era incuestionable.
Nicole frunció los labios. Por supuesto, no había lugar para replicar.
Ella no quería una confrontación con estos guardaespaldas. Además, ella se dio cuenta que en los últimos días, Caleb había agregado algún medicamento a sus comidas, que le quitaba la energía incluso cuando estaba despierta.
Nicole apretó los puños y subió las escaleras.
La habitación de arriba era extremadamente pequeña. Era tan pequeña que solo había una pequeña cama individual sin espacio adicional para poner algo más.
Tan pronto como Nicole entró, el guardaespaldas cerró la puerta desde afuera.
El corazón de Nicole tembló. Ella se apresuró a empujar la puerta.
"¿Qué quieres?".
“¿Qué es ese alboroto? Mañana serás liberada. ¡Acuéstate o buscaré a alguien que se acueste contigo!”.
Esa última oración era para amenazarla y ridiculizarla.
Nicole se comportó.
Ella no se atrevía a provocar a esa persona.
Nicole sabría su resultado mañana.
Ella se sentó allí con aprehensión y no pudo dormir.
A su alrededor, todo estaba en silencio.
Ella solo podía escuchar a unos cuantos guardaespaldas abajo susurrando algo. El contenido exacto era inaudible.
En la madrugada.
La luz atravesó las nubes. Cuando llegó a la habitación, era solo un débil rayo de luz.
Ya que no había ventana en esta habitación.
El corazón de Nicole acababa de calmarse cuando de repente escuchó una avalancha de pasos que venían de abajo.
Esas personas se fueron y se subieron al coche. Nicole escuchó el sonido del motor del coche rugiendo y se sintió ansiosa.
Nicole se acercó y empujó la puerta, pero no se movió.
“¡Caleb! Caleb…”.
Ella gritó en voz alta mientras se preguntaba qué haría.
Inexplicablemente, Nicole de repente recordó lo que Caleb dijo el día anterior sobre un juego divertido.
Nicole ya estaba en el juego, más rápido de lo que imaginaba.
Sus gritos no fueron escuchados.
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