La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1695

Clayton pareció sonreír con autodesprecio. Lo había dado todo por esta relación, incluido él mismo.

Tal vez para los espectadores, se estaba rebajando, pero él sabía que Nicole era insegura. Era natural que él tuviera que esforzarse mucho más que los demás.

Ella se acurrucó en su cuello y murmuró con voz apagada: “Casarme contigo no significará nada. De todos modos, tú eres el único que está en mi corazón”.

Clayton levantó las cejas. No podía creer lo que estaba escuchando.

Ni siquiera en la cama había conseguido que ella dijera palabras tan sinceras, pero ahora las decía con tanta naturalidad y facilidad.

Clayton realmente había pasado hoy por una montaña rusa emocional.

Ese atisbo de renuencia al marcharse antes se disipó por completo.

Todo valía la pena.

Clayton miró el delicado y hermoso rostro de Nicole y tenía la intención de ir un poco más allá, pero sabía que ahora no era el momento.

Extendió la mano y le levantó la barbilla, apretándola con fuerza. Su mirada era cálida y suave mientras sus ojos se oscurecían.

“Entonces consuélame un poco”.

Era claramente una petición, pero cuando él lo dijo, sonó más como una exigencia.

Ella se congeló un momento antes de besar sus labios.

Sus labios y sus dientes se encontraron, y su lengua era dulce. Él parecía estar inmerso en el beso que fue tan largo que los dos se perdieron. Cada vez estaban más reacios a separarse el uno del otro.

Sin embargo, Clayton se apartó y juntó su frente contra la de ella. Su mirada estaba aturdida.

“Cariño, eso no es suficiente. ¿Llámame esposito?”.

Él estaba tentando a la suerte. Aunque no podía ser su esposo oficial, aún tenía que obligarla a decirlo.

Nicole contuvo la respiración y Clayton aprovechó la oportunidad para besarla de nuevo. Cuando la seducía, su contención siempre tenía una tentación fatal.

Cada vez que se acercaba, ella sentía que su alma abandonaba su cuerpo.

“Llámame esposito”.

Clayton la tomó de la barbilla. Su voz era profunda y sus ojos oscuros se entrecerraron.

La obligó sutilmente porque esta era la única forma de poder aceptarlo.