La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 1759

Lance se frotó la barbilla, dejó escapar una risita y se encogió de hombros.

“Bueno, no puedo refutar lo que acabas de decir. Tal vez fui un poco negligente con tu acuerdo. Claramente lo has estado pensando más que yo”.

Yvette respiró aliviada y no pudo evitar sonreír.

Lance levantó la mirada para posarla en ella. “Entonces, ¿qué puesto crees que es el más adecuado para ti ahora?”.

Esa era la pregunta principal.

Ella dudó un momento y luego dijo sin rodeos: “¿Directora del Departamento de Proyectos o Vicepresidenta?”.

Ella lo miró expectante.

Lance no parecía sorprendido ni disgustado. Su respuesta era tan tranquila como de costumbre, lo que supuso un alivio para Yvette, ya que estaba pidiendo mucho.

Esto significaba que lo que ella dijo no era nada exagerado.

Él reflexionó durante unos segundos antes de mirarla.

“¿Quieres encargarte de los proyectos inmediatamente?”.

El tono de su voz se escuchaba claramente poco aprobatorio.

Debido a la habilidad de Yvette, los proyectos que había conseguido antes en la Corporación Quimbey habían dependido de sus conexiones o tenían un margen de ganancia bajo, ninguno de los cuales podía realmente hacer una fortuna.

Estaba claro que ella no tenía la suficiente experiencia para encargarse de un gran proyecto.

Sin embargo, Yvette no estaba convencida.

¿Él a quién estaba despreciando?

Ella levantó las cejas. “¿No puedo?”.

Él hizo una pausa. “No dije que no puedas. Es solo que…”.

Dudó medio segundo, pero aun así asintió.

“Está bien. Uno de los vicepresidentes en estos días ha estado contactando frecuentemente con un cazatalentos y tiene la intención de irse. Menos mal, no quiero tolerarlo más. Puedes sustituirlo como vicepresidenta, y anunciaré esta decisión mañana en la reunión”.

Yvette se quedó perpleja y pensó: ‘¿Así de sencillo? ¿Eso es todo lo que se necesitó para que aceptara?’.

Lo miró fijamente con los ojos muy abiertos. “¿Me ascenderán como Vicepresidenta?”.

Puede que ella haya pedido demasiado. Después de todo, Yvette conocía sus propias capacidades.

Tenía la suficiente audacia como para ser la vicepresidenta de la Corporación Quimbey.