Resumo de Capítulo 2472 Puedes cortejarme – Capítulo essencial de La Heredera Divorciada Billonaria por Internet
O capítulo Capítulo 2472 Puedes cortejarme é um dos momentos mais intensos da obra La Heredera Divorciada Billonaria, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Romance, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
"Lo lamento".
Eric habló en voz baja.
Parecía que la disculpa en la que había estado pensando no era tan difícil de decir.
¿Por qué tenía que empeorar las cosas cuando podía resolver el problema con estas dos palabras?
Eric no se sintió mucho mejor cuando veía a Selena sufrir, disculparse y actuar con indiferencia.
Solo tenía un sentimiento y era que sabía que lo había estropeado todo.
Selena pensó que había escuchado mal, entonces levantó los ojos para mirarlo.
El rostro bien definido de Eric se reflejó en sus ojos. Él estaba envuelto en un halo que lo hacía lucir excepcionalmente guapo.
Eric se quedó en silencio por un momento antes de decir con voz profunda: “Vine a disculparme. Lo que dije hace un momento fue inapropiado, entonces me retracto. Por favor, no te lo tomes a pecho. Somos amigos y no pretendo menospreciar tu pasado. Eres valiente e íntegra por poder liberarte de tu matrimonio anterior. No hay nada que mencionar, entonces no lo mencionaré de nuevo”.
Selena levantó los ojos y se encontró con su mirada superficial.
Su ira no se disipó por completo, pero al menos no estaba tan enojada como antes.
Ella pensó que Eric era humano por primera vez.
¿Eric solo estaba probando su mínimo aceptable diciendo todas esas tonterías en este momento?
¡Ja!
Selena no habló, solamente siguió mirándolo.
Había un momento de silencio.
Eric respiró hondo y la miró lentamente.
"¿Todavía estás enojada? Te traje un regalo”.
Selena se burló y pensó: '¿Acaso soy el tipo de mujer que se deja sobornar fácilmente con regalos? ¡Qué ridículo!'.
Eric sacó un cheque de su bolsillo y se lo entregó.
Selena se sorprendió por un momento cuando vio la cantidad de números.
La expresión tensa en su rostro desapareció en un instante. Ella no pudo evitar levantar las cejas. Sus ojos sorprendidos se iluminaron.
"¡¿Diez millones de dólares?!".
Selena aceptó el cheque y no pudo evitar sonreír.
"¡Es real!".
Al ver cómo su expresión cambió tan rápidamente, Eric soltó un silencioso suspiro de alivio.
"Te lo mereces. Aunque te fuiste antes de que te dijera, no retractaré mis palabras”.
Selena torció las comisuras de su boca. Sus ojos brillaban intensamente.
"¡De eso estoy hablando! Resulta que estás aquí para darme dinero. En ese caso, te perdono por venir sin ser invitado”.
“Gracias por tu perdón…”, dijo Eric sarcásticamente.
Selena resopló suavemente. Por el bien del dinero, Selena lo dejaría ir.
"De nada. Esto solo es un negocio, entonces ya no nos debemos nada. Es mejor que no vuelvas a venir aquí para que no te malinterpreten”.
Selena no quería escuchar más insultos de su boca.
Era humillante.
Eric no estaba muy feliz cuando escuchó eso. En cambio, su rostro se volvió más oscuro.
"Entonces, ¿todavía estás enojada conmigo?".
Selena frunció el ceño levemente y pensó que algo andaba mal.
“¿Por qué lo haces sonar como si estuviera teniendo una rabieta? Solo estoy diciendo la verdad. No hemos llegado al punto en el que puedas persuadirme porque estoy teniendo una rabieta. No tienes que hacer esto”.
Selena parecía que quería trazar la línea con él.
Algunas cosas eran mejor ser explicadas de antemano.
De lo contrario, todos se sentirían incómodos al final.
Si Selena tuviera que elegir entre Eric y Zachary, no dudaría en elegir a Zachary.
No había duda al respecto.
¿Quién no quería un novio dulce que la ponía en un pedestal todos los días?
¡Si ella salía con Eric, un hombre rico con un rostro amargado, no sería diferente a una niñera!
Ella no estaba hecha para ser una niñera.
¡Selena quería ser la diosa de otra persona!
Pensando en esto, Selena no pudo esperar para trazar la línea con Eric.
Eric reflexionó por un momento antes de fruncir el ceño y mirarla.
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