La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 288

Aunque Kai estaba de pie frente a la puerta, la insonorización de esta habitación era realmente sorprendente.

Por lo tanto, Kai no llegó a escuchar nada.

Eric, inexplicablemente, había dicho una frase tan extraña, así que ¿cómo Kai no iba a sentir curiosidad?

Nicole frunció los labios. Sus ojos parpadearon ligeramente, así que bajó la mirada y dijo: “Nada. K, ¿cuánto tiempo nos falta para llegar a casa?”.

“Dos o tres días”.

Kai frunció el ceño. ‘¡Más vale que no sea nada, si no, no perdonaré a ese imbécil, Eric Ferguson!’.

Tigger, que estaba en brazos de Nicole, asomó la cabeza y dijo con una voz tierna y suave: “Papá se fue... Papá está tan triste…”.

Kai estaba desconcertado.

Nicole dijo: “¿Papá? ¡¿Te refieres a Eric Ferguson?!”.

Tigger suspiró de manera despreocupada y dijo: “Mamá rechazó a Papá, así que él está muy triste…”.

Kai se acercó en dos pasos y cogió a Tigger por el cuello.

“¡¿Qué demonios?! ¿Acaso no lo odiabas? ¡Pequeño traidor!”.

Tigger movió las piernas y dijo indignado: “¡Bah! ¡El Gran Dios Maverick dijo que hay que ser objetivo! Ya modificó mi programa, ¡así que mi mala impresión de Papá se ha ido!”.

Los labios de Nicole se convirtieron en una mueca. ‘Mav es demasiado. ¡¿Cómo puede modificar los pensamientos de Tigger así como si nada?!’.

Los lindos bigotes de Tigger se movieron.

“¡El Gran Dios Maverick dijo que no debías ser una mala influencia para los lindos animalitos como yo!”.

Nicole y Kai intercambiaron miradas.

Olvídalo, no había manera de que pudieran luchar contra Maverick incluso con sus coeficientes intelectuales combinados.

Nicole estaba muy cansada y se sentía dolorida por su herida que aún no había sanado. Finalmente bajó su fuerte guardia y vigilancia de los últimos días y sucumbió a estar enferma.

Las palabras de Eric seguían resonando en sus oídos como una maldición.

Nicole quería escapar desesperadamente, pero no podía quitárselo de la cabeza.

Mientras Nicole dormía, las imágenes de los disparos en la isla y del ataque terrorista en las calles de Europa se superponían en su mente. Tenía una pesadilla tras otra.

Cuando se despertó, abrió los ojos y vio a Kai junto a su cama, quien se había quedado despierto toda la noche observándola con preocupación. Ella bajó sus exuberantes y oscuras pestañas y dijo en un tono relajado pero firme: “K, por favor, búscame un psiquiatra”.

El cielo nocturno era de un azul oscuro. El océano reflejaba las estrellas y la luz de la luna, que ondeaba en el agua mientras soplaba el viento frío.

Un hombre estaba de pie en la cubierta. Su sombra se veía alargada. Sus ojos eran oscuros como la tinta y tenían un aspecto sombrío.

Estaba allí en silencio. El frío que desprendía se fusionaba con la furiosa frialdad del mar.