La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 329

Nicole tomó su teléfono, lo miró y estaba tan furiosa que no podía hablar.

Eric se desbloqueó a sí mismo en su teléfono e incluso cambió su nombre a "Salvavidas".

Él era realmente insensible.

¿Estaba tratando de hacerla sentir mal si quería borrar el número de él?

Nicole se mordió el labio inferior, no queriendo hablar más con él, y se dio la vuelta para irse.

Eric la siguió sin prisa. Él iba al paso de ella como si fuera su sombra.

Cuando llegaron a la entrada del restaurante, Eric dijo de repente: "Nicole, te enseñaré a nadar".

Eric aún recordaba que después del accidente de avión, cuando no pudo encontrarla en el vasto océano, Kai le dijo que ella no sabía nadar.

En ese programa de variedades, cuando Nicole vio que Miles Kavanagh llevaba demasiado tiempo bajo el agua, el pánico y el miedo que sentía Nicole no se debían a su preocupación por Miles, sino a su fobia al agua.

¿Cómo podía Nicole, quien siempre había sido una persona tan competitiva, no saber nadar?

Eric quería enseñarle para que la próxima vez ella corriera menos peligro.

Sin embargo, el cuerpo de Nicole se puso tenso al escuchar esas palabras.

Su espalda que estaba frente a Eric se balanceó levemente, y la sangre se le fue de la cara.

Nicole se dio cuenta de repente de que, incluso después de mucho tiempo, ciertos recuerdos, como la sensación de asfixia al tener la cabeza metida bajo el agua, dejaban un fuerte impacto en todo su ser. En cuanto ella pensaba en ello, su cuerpo se llenaba de sudor frío y le faltaba el aire.

El aire se volvía más denso y deprimente.

Nicole finalmente se dio la vuelta para mirar a Eric. Las comisuras de sus labios estaban curvadas, pero sus ojos almendrados eran fríos y desprendían una vibración fría.

Eric no entendía por qué la expresión de Nicole se volvió repentinamente tan sombría.

"Señor Ferguson, ser entrometido es una cualidad muy molesta”.

Los ojos de Eric estaban decididos mientras daba un paso adelante y la miraba.

"¿En serio? ¿Por qué no quieres aprender? Dame una razón”.

Los ojos del hombre eran profundos y sombríos, reflejando las innumerables y exquisitas luces del paisaje de la entrada que parecían un río de estrellas.

Nicole apretó los dientes. Su rostro estaba pálido y la frialdad en su mirada era muy obvia.