La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 440

Eric finalmente consiguió su deseo de que Nicole lo empujara por las orillas del Sena.

Nicole estaba simplemente disfrutando del paisaje y no quería escuchar la molesta charla de Toto.

Después de deshacerse de los demás, la expresión de Eric se alivió notablemente.

Frente a ellos, un hombre tatuado y en forma, tocaba un violín. Estaba muy inmerso en la música y tenía una multitud reunida a su alrededor.

Si el sonido del violín fuera elegante y delicado, acompañado por el suave flujo del río, esta escena sería muy impresionante.

Sin embargo, el músico callejero era un violinista aficionado. Su música sonaba como los lamentos de una anciana y era muy duro para los oídos.

Nicole, sin saberlo, se acercó y se detuvo. Eric escuchó durante un rato sin expresión alguna.

Cuando la canción terminó, la multitud respiró aliviada y finalmente se dispersó.

El músico callejero vio al hombre en silla de ruedas y a la bella señorita que empujaba la silla y la miró con pesar y simpatía.

Parecía que para Nicole era una pérdida estar con Eric.

Eric frunció el ceño pensativo.

El músico callejero preguntó: “¿Entiendes mi música?”.

‘¡Si no la entiendes, vete!’.

El músico callejero estaba juzgando a Eric. Excepto por su buena apariencia, Eric era inútil en todos los aspectos, especialmente sus piernas.

Por lo tanto, había algo de desprecio en la actitud del músico callejero.

Eric enarcó una ceja y resopló ligeramente. “Suena malo”.

“¿Qué?”. Los ojos del músico callejero eran fríos. Parecía que quería golpear a Eric.

Nicole seguía inmersa en el ambiente romántico de antes y no esperaba que Eric se metiera en una pelea con alguien de la nada.

“Suena muy malo”. Eric levantó la mirada. Su tono era tranquilo y frío.

El músico callejero se subió las mangas, mostrando sus brazos cubiertos de tatuajes.

El hombre lucía cruel mientras se dirigía a Eric.

Antes de que Nicole pudiera darse la vuelta, Eric se tensó y se agarró al reposabrazos de la silla de ruedas. “¡No lo hagas!”.

De repente se sentía como si le estuvieran jugando una broma, pero lo dejaría pasar ya que se trataba de Nicole.

Ella podía burlarse de él cuando quisiera.

“No volvamos allí… ¡Mira qué bonito es este río! ¿No crees que es como un collar de diamantes?”.

‘¡Si no fuera por mi discapacidad física ahora mismo, no tendría miedo! ¡Qué chiste!’, pensó Eric.

Nicole hizo una mueca. ‘Jaja… ¡Cobarde!’.

Los dos se dirigieron al centro de un pequeño puente. El ambiente era muy romántico y tranquilo, con una paz embriagadora que les transmitía ese momento.

Eric miró a Nicole, quien estaba apoyada en el puente con los codos. Su perfil lateral era tan suave y delicado. Sus ojos eran brillantes y las comisuras de sus labios se curvaban. Era un espectáculo para la vista.

Él sonrió y de repente tenía la intención de decir lo que nunca le había dicho.

“Comparado contigo, cualquiera que toque el violín es una basura”.