La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 484

Las tácticas poco ortodoxas de Ivy quedaron expuestas bajo el sol. No había escapatoria.

Ella permaneció sentada allí y esperó hasta el anochecer porque no se atrevía a irse.

Ivy había pensado en innumerables trucos para lidiar con las reacciones de Nicole.

¿Qué le haría Nicole?

¿Acaso Nicole se enfadaría, se molestaría o la golpearía?

El objetivo de Ivy era Eric Ferguson, de lo cual Nicole era consciente. Por lo tanto, Ivy pensaba que, pasara lo que pasara, Nicole la trataría algo diferente.

Sin embargo, en este momento, se dio cuenta de repente de que ella no significaba nada para Nicole.

Así como Nicole la contrató sin escrúpulos, también podía despedirla a voluntad.

Nicole salió de la oficina con confianza en sus tacones de aguja. Además de su guardaespaldas y su asistente, algunos jefes de departamento la rodeaban para consultar su opinión sobre asuntos urgentes.

Todos ellos miraban a Nicole de manera aduladora y respetuosa.

Ese tipo de aura imponente era algo que Ivy ni siquiera se atrevía a imaginar tener. De repente, Ivy se dio cuenta de la distancia que la separaba de Nicole.

Aunque el estatus de Ivy de hija ilegítima del presidente fue legitimada, el cruel egoísmo que había en sus huesos la hacía sentirse oprimida y abominable en comparación con Nicole, quien era tan honesta y recta.

En ese momento, Ivy perdió repentinamente el valor para explicarse delante de Nicole.

Ella ya era una broma, así que ¿debía dejar que Nicole se riera en su cara?

Ivy se detuvo en seco y se alejó en dirección contraria.

…

Corporación Ferguson.

Mitchell se dio cuenta de que el humor de Eric había sido muy desagradable últimamente y se había mostrado muy implacable y resuelto al tratar los asuntos de la compañía. Por lo tanto, Mitchell supuso que los progresos de Eric con Nicole no iban muy bien.

Todos informaban con aprensión de su trabajo.

Al final del día, Mitchell llamó a la puerta de la oficina de Eric y entró.

“Señor Ferguson, acabo de recibir la noticia de que la Corporación Stanton ha despedido hoy a una empleada”.

Eric enarcó las cejas porque Mitchell no anunciaría deliberadamente algo tan insignificante como el despido de empleados comunes.

Efectivamente, Mitchell continuó: “Se trata de Ivy Harrison”.

Un rastro de disgusto cruzó los ojos de Eric. Su voz era fría.

“Se lo merece”.

No se atrevió a hacer más preguntas y se dispuso a trabajar.

Ivy no obtuvo respuesta de la Corporación Ferguson, así que se dirigió primero a su apartamento.

Cuando regresó, un educado hombre de mediana edad estaba en la puerta esperándola.

“Señorita Harrison, este apartamento ha sido recobrado. ¿Puede alquilar otro, por favor?”.

La cara de Ivy se puso pálida. Parecía perdida por un momento.

“La Señora Ferguson alquiló este lugar para mí”.

“Solo estamos siguiendo órdenes. Despejaremos el apartamento mañana temprano, independientemente de su presencia”.

Esto era un ultimátum.

‘¿Me están echando? ¿A quiénes más no les importa las órdenes de Quinn?’.

Ivy sabía la respuesta sin tener que pensarlo.

Esta vez sí que había ofendido a Eric.

Ivy no tenía más remedio que recoger sus cosas y volver corriendo a la villa de los Harrison por la noche.