La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 803

Eric levantó la mirada, despreocupado.

Permaneció en silencio sin la intención de decir algo, lo cual inquietaba a Nathaniel.

Nathaniel y Eric no estaban realmente al mismo nivel.

Después de una pausa, Nathaniel no pudo evitar hablar.

“El Bisabuelo se me acercó y me pidió que ocupara tu lugar. Tío Eric, ¡estás en peligro!”.

Mitchell se quedó en silencio y levantó las cejas.

Toto estaba tan sorprendido que apenas podía mantener su expresión. ‘¿Tan directo?’.

Eric bajó tranquilamente la mirada sin la menor sorpresa. “¿Y entonces?”.

La cara de Nathaniel se contrajo. “Entonces…”.

Eric miró a Nathaniel. Sus ojos eran sombríos.

“La salud de tu padre no es muy buena y no puede soportar la presión. Eres la única persona que el abuelo puede elegir. Solo eres una marioneta, así que ¿de qué tengo que preocuparme?”.

Nathaniel se sentía insultado. ‘¡Vine aquí con tanta pasión y sinceridad! ¡¿Cómo puede tratarme así?!’.

“Tío Eric, tú… ¡Eres demasiado condescendiente!”.

Eric frunció los labios. Una pequeña sonrisa surgió en su frío rostro.

“¿Estás diciendo que realmente quieres obtener mi posición? No es imposible. Si sigues al Viejo Amo, podrías tener una oportunidad…”.

Lo que dijo Eric era demasiado eufemístico.

Las posibilidades de ganar del Viejo Amo Ferguson eran casi nulas, así que las posibilidades de que Nathaniel siguiera al Viejo Amo eran cero.

Por el contrario, hacerlo solo ofendería a Eric.

Nathaniel realmente no podía entender cómo el Viejo Amo Ferguson tenía el valor para entrar en una lucha de poder a su avanzada edad.

Se sentía ridículo solo con decirlo en voz alta.

Además, el Viejo Amo Ferguson quería arrastrar a Nathaniel a este lío. ¿Era porque veía que Nathaniel vivía demasiado bien?

Sin mencionar que Nathaniel no tenía la capacidad de sentarse en la posición de Eric. Incluso si lo hiciera, la Corporación Ferguson tendría que declararse en quiebra en un mes.

Nathaniel realmente sentía como si hubiera escuchado un rayo en un día despejado.

Eric estaba sentado con su camisa blanca y sus pantalones negros. Su postura era erguida, y su rostro claro y apuesto era indiferente con una sonrisa fría.

“No te pedí que vinieras. Viniste tú mismo a mí”.

Quien pide clemencia primero, pierde.

Aquí, las reglas siempre dependían de Eric.

Nathaniel sintió de repente que su visión del mundo cambiaba.

Mitchell se había acostumbrado a todo esto. Nadie podía hablar de condiciones con Eric porque a éste, sencillamente, no le interesaba esa parte de la tentación.

Nathaniel se atragantó con sus palabras y miró a su tío segundo.

Eric hacía realmente honor a su nombre de capitalista cruel y de sangre fría. Afortunadamente, Nathaniel se rindió pronto.

De lo contrario, habría sido asesinado en cuestión de segundos, sin dejar siquiera un cadáver.