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Cada vez que Nicole mencionaba sus tres años de matrimonio, el corazón de Eric se sentía oprimido por una roca que le impedía respirar.
Todo lo que hacía parecía ser inútil.
Eric sabía muy bien que durante esos tres años, él era la única persona en la mente de Nicole. Él era como el sol y el aire para ella.
Sin embargo, él no pudo darle el amor que ella quería, por lo que desapareció.
A veces, Eric no podía evitar pensar que si él hubiera sido más amable con ella, si no la hubiera obligado a donar su sangre a Wendy Quade, si no hubiera ignorado su dolor, ¿ellos estarían en una situación diferente ahora?
Una mirada dolorosa apareció en su rostro claro y frío, e incluso su sonrisa se volvió amarga.
“Nicole, siempre me estás apuñalando en el corazón. Sabes muy bien que yo nunca haría eso”.
Él se acercó a ella, sus ojos oscuros puros y profundos. Su garganta se agitó mientras hablaba con voz ronca.
“Nunca haría nada que no te guste”.
Nicole evitó la irresistible frialdad que lo rodeaba, así como su mirada.
¿Qué quería él?
"Nada de lo que me haces me gusta...". Nicole se abrazó a sí misma.
El rostro de Eric se puso tenso y sus ojos oscuros se profundizaron.
Él tosió y de repente miró el cajón.
Al acercarse, él sacó una gruesa pila de billetes. Ella lo pensó y sacó dos.
“Lo que te debo. Después de todo, terminaste durmiendo toda la noche conmigo…”.
Ella metió los billetes en el bolsillo de su camisa y arrojó el resto del dinero sobre la mesa antes de darse la vuelta casualmente para salir.
La expresión de Eric se oscureció instantáneamente.
¡Qué irritante!
¿Quién se atrevería a tratarlo así?
¡Era lo mismo que humillarlo!
Él respiró profundamente. Su pecho estaba agitado. Su rostro se veía tenso, frío y profundo.
Cuanto más enojado estaba, más impotente se sentía.
Él la vio ir a la sala a beber agua.
Reprimiendo fuertemente todas las emociones, él suavizó su expresión y apretó los dientes en una sonrisa.
“Eres demasiado amable. No es necesario tanto…”.
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