La Heredera Divorciada Billonaria romance Capítulo 96

El cuerpo de Kai se puso rígido por un momento. Aunque se arrepintió de lo que acaba de decir, no podía retractarse de sus palabras.

Julie rápidamente agitó su mano. “No, gracias. Es demasiado extravagante. Ni siquiera lo usaré”.

Nicole fue inflexible. “¡De ninguna manera! No tenemos que usarlo, pero necesitamos uno, ¡así que debes aceptarlo! ¡A nuestro Señor Superestrella no le falta dinero de todos modos! ¿verdad?”. Nicole le sonrió a Kai.

Como Kai estaba pagando el yate, Nicole estaba más que feliz.

Kai se rio y se sintió un poco indefenso. “Sí, ¿qué es un yate de todos modos? Ya que Nikki lo dijo, considéralo como un pequeño regalo. Ciertamente no es un problema para mí comprarlo”.

“Debo estar a la altura de la jactancia de mi pequeña hermana…”.

Julie estaba muy unida a Nicole y conocía la fuerza de la familia Stanton, por lo que no volvió a negarse.

“Gracias, Kai”, dijo Julie.

Kai arqueó las cejas y extendió la mano para tocar la cabeza de Julie. “Ni lo menciones”.

Julie se quedó atónita y se sonrojó levemente.

Sin embargo, Kai rápidamente miró a Nicole y habló cariñosamente, “¿Satisfecha? ¿Podemos ir a casa ahora?”.

Nicole asintió, lo tomó del brazo y saludó a Julie. “¡Adiós, Jules!”.

En sus tres años de matrimonio, Nicole nunca había sido tan directa y franca como para pedir un regalo a su marido. Todo lo que Eric le dio fue dinero.

Cuando Eric vio a Nicole pedirle algo a otro hombre, su corazón se sintió extremadamente incómodo y su rostro se volvió frío y sombrío.

Nicole y Kai se dieron la vuelta y vieron a Eric Ferguson y Keith Ludwig en la puerta. La sonrisa en el rostro de Nicole desapareció en un instante y fue reemplazada por indiferencia.

Cuando Eric vio el cambio en su expresión, sintió como si su corazón estuviera siendo apuñalado y dolido incontrolablemente.

‘Nicole ni siquiera me miró. Realmente debe odiarme…’, pensó Eric.

Keith tuvo el sentido común de no burlarse de Nicole en ese momento. Después de todo, esta mujer tenía sus fotos desnudas. Si la hacía enojar, se convertiría en el hazmerreír del mundo. Sin embargo, no podían ignorar a esa pareja, por lo que sonrió y miró al hombre a su lado.

“Señor Kai, qué coincidencia…”.

Kai arqueó las cejas. “Señor Ludwig, es una gran coincidencia”.