Isabel dejó que el tenedor se detuviera a medio camino hacia su boca, sus ojos se abrieron ligeramente ante la revelación de Paulina. La noticia sacudió los cimientos de lo que sabía sobre la familia Galindo. La alianza entre los Galindo y los Vázquez siempre había sido el orgullo de Carmen y Patricio, su carta más valiosa en el juego del poder social. Que Valerio se atreviera a exhibirse públicamente con otra mujer era, cuando menos, sorprendente.
"Un niño de dos o tres años", las palabras resonaban en su mente mientras sus dedos tamborileaban suavemente sobre el mantel de lino. Valerio debería ser más cuidadoso, especialmente en lugares públicos.
Paulina se inclinó hacia adelante, bajando aún más la voz. Sus ojos brillaban con curiosidad.
—¿Tú sabías algo de esto?
Isabel arqueó una ceja, un gesto que Paulina conocía bien. Era la expresión que su amiga ponía cuando tenía información jugosa entre manos.
—Por supuesto que lo sabía.
Paulina contuvo el aliento, sus ojos se agrandaron mientras procesaba la confirmación.
—Entonces... ¿de verdad es su hijo? ¿Qué va a pasar con Camila?
Isabel observó cómo su amiga luchaba por mantener la compostura. La indignación y la preocupación se mezclaban en su rostro.
—¿Los Vázquez van a permitir algo así? —continuó Paulina—. Valerio está jugando con fuego. ¿Qué no le preocupa que la familia de Camila lo haga pedazos?
Isabel tomó un sorbo de su copa de vino, saboreando el momento antes de soltar la bomba.
—Es toda una historia. La mujer era la reina de La Nuit.
El agua que Paulina estaba bebiendo salió disparada, casi ahogándose en el proceso. Algunas gotas salpicaron el mantel inmaculado.
—¡¿Qué?! —logró articular entre tosidos.
Isabel, con un movimiento elegante, le extendió su servilleta de tela.
—Por eso mismo los Galindo jamás la aceptaron. Ni a ella ni al niño.
La curiosidad de Paulina era palpable. Se inclinó aún más sobre la mesa, como si la proximidad física pudiera acercarla más a los secretos que Isabel guardaba.
—¿Y Valerio? ¿No luchó por ella?
Una risa seca escapó de los labios de Isabel.
—¿Valerio? ¿Luchar por alguien? Por favor, Paulina, lo conoces. ¿Cuándo ha sido sincero con alguien?
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