La Heredera: Gambito de Diamantes romance Capítulo 864

Dan acababa de recibir una llamada: anoche, uno de sus refugios más secretos había sido atacado por Yeray.

Furioso, marcó de inmediato para reclamarle a Yeray.

—¿Yeray, ya estuvo, no? ¿Qué te pasa, carajo?

Ya era la segunda vez que le destruían recursos importantes. Cualquiera en su lugar habría perdido la paciencia.

Dan tenía bien claro para qué quería que Alicia regresara. Todo mundo sabía, aunque nadie lo dijera en voz alta.

Pero ahora, con la situación como estaba, se sentía como si, por querer pasarse de listo, hubiera terminado perdiendo más de lo que ganó…

Mientras escuchaba los gritos de Dan, Yeray soltó una carcajada despreocupada.

—Ni modo, compa, así lo mandó mi esposa.

Dan se quedó callado, como si se le hubiera atorado algo en la garganta.

—No me lo esperaba de ti, eh. Ahora resulta que te dejas manipular por una mujer. Los Méndez de toda la vida seguro se están revolcando en sus tumbas.

—Peor sería no tener esposa y quedarte sin herederos —reviró Yeray, con tono burlón—. Ahí sí tus ancestros ya ni cómo ayudarte.

—¿Te crees que Vanesa es la única? ¡Tengo un chingo de mujeres que darían lo que fuera por casarse conmigo!

Dan, herido en su orgullo, casi gritaba en el teléfono.

En ese momento, Vanesa estaba sentada justo enfrente de Yeray, tomando leche. Para su mala suerte, Yeray había puesto la llamada en altavoz.

Cada palabra de Dan llegaba directo a los oídos de Vanesa, que comenzó a cambiar el semblante, visiblemente molesta.

—Si de verdad tú fueras mi única opción, sí que estaría en graves problemas.

Dan sintió que el corazón le daba un vuelco al escuchar la voz de Vanesa de fondo.

—Vanesa, te juro que no me llevé a Paulina.

—Así que el señor Ward todavía no piensa entregar a la persona, ¿verdad?

—Oye, ¿qué traes en la cabeza, Vanesa? ¿De verdad crees esa tontería?

—Lo que tiene la señora Torres en sus manos debe valer oro, ¿no? Seguro vale más que todo lo que tú y los demás han juntado.