La Heredera: Gambito de Diamantes romance Capítulo 906

—No es eso, solo te pedía que fueras más suave.

—Sí, estoy teniendo mucho cuidado.

El tono de Esteban rebosaba ternura, casi se podía sentir el cariño que le tenía.

Desde que supieron que Isabel esperaba trillizos, Esteban se volvió aún más cuidadoso con ella.

Estela venía a revisarla dos veces por semana, aunque a veces Isabel se sentía tan agotada que solo podía soportar una revisión.

—Hace rato mi hermana me marcó. ¿Por qué no mejor dejas que regrese primero?

—¿Eh?

Al escuchar sobre el regreso de Vanesa, Esteban la miró, sin entender del todo.

—Últimamente mi hermana ha estado bajo muchísima presión. Me dijo que siente que otra vez empieza a tener problemas.

Esteban guardó silencio.

Al escuchar eso, soltó un suspiro pesado.

—¿Problemas? ¿Del tipo emocional?

—Sí, dice que cada vez que se pone nerviosa, termina vomitando.

Isabel hablaba con auténtica preocupación por Vanesa.

Quizá otros pensaban que alguien tan fuerte como Vanesa nunca tendría problemas emocionales.

Pero Isabel sabía bien cuán vulnerable era su hermana por dentro.

Vanesa era de las que sentían todo intensamente, una persona que se entregaba en serio a lo que amaba...

Si no, Dan nunca la habría dejado tan rota en el pasado. Le tomó ver a varios psicólogos hasta que consiguió salir adelante.

—Mejor que regrese, la verdad. Todo lo que tenga que ver con Dan, prefiero que lo evite.

Isabel lo dijo convencida.

Esteban, por su parte, no pensó mucho en eso de que Vanesa vomitara por los nervios.

Solo asintió.

—Yo me encargo de hablar con ella.

Después de todo era su hermana, y al saber que tenía esos problemas, no podía quedarse de brazos cruzados.

Esteban se fue al estudio para llamarle a Vanesa.

Isabel pensaba recoger unas cosas del bebé cuando la empleada tocó la puerta y entró.

—Señorita, llamó una tal Andrea Marín. Dijo que en un rato vendrá a verla.

—¿Andrea?

—Sí, así es.

Isabel revisó su celular instintivamente, pero no había ninguna llamada de Andrea. Seguramente la había llamado mientras ella hablaba con Vanesa.

—¿Dijo a qué hora llega?