La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 215

Paloma miraba a Aurora con una expresión llena de expectativa.

Aurora observaba la habitación frente a ella, un espacio rebosante de un estilo juvenil y femenino, mientras esbozaba una ligera mueca de incomodidad.

Un cuarto de princesa...

¿En serio? A sus veinticuatro años, todavía vivía en un cuarto de princesa.

Detrás de ella, Verónica casi no pudo contener la risa.

¿La famosa asesina Alma de ‘La Jota’ viviendo en un cuarto de princesa?

—Gracias, mamá, está muy bonito —dijo Aurora con una voz tranquila, sin mostrar ningún cambio en su expresión facial.

Paloma no notó la reacción de su hija y seguía sumergida en su propia alegría—. ¡Qué bueno que te guste! De ahora en adelante, este será tu cuarto, puedes decorarlo como quieras. Si te falta algo, solo dímelo.

—Claro —respondió Aurora asintiendo ligeramente.

Esa noche, al regresar a su cuarto, Aurora encendió su computadora y comenzó a investigar sobre el orfanato.

Verónica se acercó, sentándose a su lado para ayudarla a buscar información.

—Cariño, ya han pasado tantos años, ¿crees que todavía se pueda encontrar algo? —preguntó Verónica mientras miraba despreocupadamente la pantalla de la computadora.

—Si acepto un trabajo, tengo que hacerlo —comentó Aurora con voz serena, mientras sus dedos tecleaban rápidamente.

Verónica bostezó, frotándose los ojos que ya comenzaban a sentirse cansados—. Está bien, está bien, tú sigue buscando. Yo seré tu asistente. Pero primero voy a bajar a tomar un vaso de agua; mis ojos ya no aguantan.

Dicho esto, Verónica se levantó y salió de la habitación.

Aurora no levantó la vista, concentrándose por completo en la búsqueda de información en la pantalla.

Verónica bajó al salón y encontró que estaba vacío, solo la luz de la cocina permanecía encendida.

Se acercó a la puerta de la cocina, queriendo ver si había algún empleado ahí.

Al llegar, escuchó el sonido del agua corriendo.

Al asomarse, vio que Simón estaba junto al dispensador de agua, sirviéndose un vaso.

—¿Orden de llegada? Lo siento, esa palabra no está en mi diccionario —Verónica cruzó los brazos, mostrando una actitud desafiante.

—Tú...

Simón se quedó sin palabras, sintiéndose tan frustrado que su cara se puso roja.

A la mañana siguiente, Aurora bajó después de arreglarse.

Al llegar a la mesa, vio que solo estaban Verónica y Simón.

Después de preguntar a uno de los empleados, se enteró de que sus padres y Román Carolina aún no se levantaban.

Asintió y se sentó a la mesa.

Acababa de tomar un tamal cuando notó que el ambiente estaba raro.

Aurora miró a Simón y Verónica, quienes estaban en una especie de duelo de miradas, y no pudo evitar sentirse un poco desconcertada.