La Heredera Revelada: El Camino del Poder romance Capítulo 60

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Al recordar eso, los ojos de Mónica brillaron con una sonrisa maliciosa.

Si Aurora decía que no le gustaba Dante, ¿no confirmaría eso que solo estaba jugando con él para casarse en una familia rica y convertirse en la señora Olivera?

¡Bah! ¿Y qué si tienen un compromiso? Mónica estaba convencida de que podía romperlo.

Al escuchar esto, Aurora bajó la mirada y soltó una risa ligera.

A veces, cuando uno se queda sin palabras, no queda más que reír.

Dante, con una actitud relajada, parecía esperar qué diría Aurora a continuación.

—Entonces, según tú, si acepto el regalo es porque me gusta el señor Olivera, y si no lo acepto es porque no me gusta, ¿cierto?

Ese era el planteamiento. Sin embargo, Mónica sentía que algo no cuadraba.

—Si el afecto de una persona se mide por un regalo, no solo se denigra la buena intención de quien lo da, sino que también se desvaloriza el obsequio —soltó Aurora con una sonrisa irónica—. ¿Debería decir que tienes una mente superficial o que tienes segundas intenciones? ¿O acaso me estás sugiriendo que el regalo del señor Olivera lleva algún tipo de insinuación?

Dante levantó una ceja, sus dedos descansaban ligeramente en el borde de su silla de ruedas.

—¡Tú! —Mónica se sonrojó de ira—. ¡Estás tergiversando mis palabras! ¡No quise decir eso!

—Bien, entonces explícalo.

—Yo... yo...

Mónica tartamudeaba, incapaz de articular una respuesta coherente. Su cara cambiaba de color como un semáforo, lo que resultaba bastante cómico.

Dante alzó la vista y miró a Marcelo.

Marcelo comprendió de inmediato, se adelantó un par de pasos e hizo un gesto cortés hacia Mónica.

—Llegamos al estanque de lotos, señorita Narváez. Si no tiene más que decir, no necesita seguirnos.

Mónica, todavía enfadada, se encontró siendo expulsada por un asistente. Era como si hubiera encontrado un blanco para su ira.

—¡Señor Dante no ha dicho nada! ¿Y tú quién te crees para echarme?

Marcelo endureció su expresión.

—Puede que no sea tan importante como la señorita Narváez, pero al menos sé lo que es la decencia.