La Noche que mi Esposo Salió del Clóset, Yo Salí por la Puerta romance Capítulo 5

—Quédate donde estás, Oli. Te juro que voy volando. No te muevas.

La voz de Lydia al otro lado del teléfono era lo único que mantenía a Olivia anclada a la realidad.

Colgó y se abrazó a sí misma, temblando a pesar del calor.

Se sentía sucia. Usada.

Se levantó de la banca y empezó a caminar de nuevo, sin rumbo fijo.

Terminó entrando en un pequeño café abierto las 24 horas. Un lugar anónimo, con olor a café quemado y a pan viejo.

Justo lo que necesitaba.

Se sentó en la mesa más alejada de la ventana y pidió un té de manzanilla.

Necesitaba algo caliente entre sus manos heladas.

Mientras esperaba, su teléfono vibró sobre la mesa.

La pantalla se iluminó con el nombre que menos quería ver en el mundo.Yago.El corazón le dio un vuelco.

Rechazó la llamada.

Un segundo después, el teléfono volvió a vibrar.

Y otra vez.

Y otra.

A la quinta llamada, contestó. No sabía por qué. Quizás una parte masoquista de ella necesitaba escuchar lo que tenía que decir.

—¿Qué quieres? —dijo, su voz era un susurro helado.

Esperaba una disculpa. Súplicas. Explicaciones, por más falsas que fueran.

Pero lo que escuchó la dejó sin aliento.

—¿Dónde estás?

La voz de Yago no era la de un hombre arrepentido.

Era fría. Dura. Como el acero.

Era la voz del heredero de la Vega, el hombre que movía millones con una sola orden.

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