La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 1784

Melanie evitó regresar a casa inmediatamente después de su visita a la residencia de la Familia West. En cambio, junto a Melissa, se fue de compras al supermercado con su mente ya preparando todo lo que le faltaba a la casa.

El dúo salió del supermercado poco después. Melissa se sintió repentinamente impresionada por la necesidad de que su madre la cargara, pero las manos de Melanie estaban completamente llenas de comestibles para entonces. “Millie, ven ahora, sé una buena chica. ¿Qué tal si damos un pequeño paseo hasta nuestro coche primero? Una vez que estemos allí, mamá puede dejar estas cosas y luego cargarte, ¿de acuerdo? El coche está en el sótano del supermercado; no está demasiado lejos, ¿verdad? Vamos, seamos una buena chica".

Melissa se negó a ser razonada. Cayó sobre su trasero y se sentó en el suelo antes de llorar para sí misma. Ella no era de llorar en voz alta, por lo que sus payasadas no atrajeron mucha atención de los transeúntes desinteresados.

Aun así, Melanie estaba un poco presionada sobre qué hacer. Una situación como esta era tan usual para cada ama de casa que alguna vez había experimentado la compra de comestibles con un niño pequeño sin ayuda externa. Una vez que el niño comenzará a comportarse mal, la madre, como Melanie en este momento, se encontraría atascada e impotente. ¡No era como si tuviera un par de brazos extra!

En ese momento, Melanie escuchó una voz, fresca como una brisa, sonando a su lado. “Oye, dame tus cosas. Te ayudaré a llevarlas al sótano".

Sorprendida, se voltio y sus ojos se unieron con un par de ojos penetrantes en el rostro del hombre.

Ella exclamó, “… ¡¿Teo?! Dios mío, ¿cuándo regresaste?”

Mateo Rodríguez, Melanie creía que él contaba como su amigo de la infancia. Los Lark se habían mudado a un nuevo lugar cuando ella tenía diez años, pero antes, Mateo era su vecino. Siguieron siendo amigos cercanos durante la secundaria, pero después de que él eligió completar su secundaria en la capital, sus conexiones disminuyeron gradualmente. Sin embargo, muy de vez en cuando, los dos todavía se hablaban a través del teléfono. La última vez que hablaron fue hace medio año.

Los amigos no se habían visto en persona durante tanto tiempo, y la diferencia entre ellos era marcada. Mateo seguía siendo el mismo hombre que recordaba Melanie: siempre había un centro de atención sobre él, sin importar a dónde fuera. Él era guapo. También era muy rico, lo que cultivaba un aire de realeza de clase alta que ahora se estaba filtrando de él. Lo hacía destacar aún más.

En comparación, Melanie era... aburrida. Sus manos estaban llenas de comestibles después de un viaje sola al supermercado con una niña pequeña que lloraba por abrazos mientras ella solo podía quedarse indefensa. Era una ama de casa desafortunada y poco glamorosa.