La Pequeña Novia del Sr. Mu romance Capítulo 879

Tiffany abrió la puerta y se congeló. Se encontró cara a cara con Tanya, la misma Tanya que no regresó a casa esta noche.

Antes de que Tiffany pudiera soltar un suspiro de alivio, el pánico pasajero pero palpable que atravesó los ojos de Tanya hizo que cada músculo de su cuerpo se tensara intuitivamente. Se encontró murmurando, o más bien, exigiendo: "¿Qué diablos estás haciendo aquí?".

Tanya no dijo nada. Dejó caer la cabeza mientras continuaba limpiando los platos y la comida de la mesa del comedor.

Los ojos de Tiffany vagaron hacia dos botellas de vino vacías y sintió que sus piernas se volvían de madera, como si se hubieran convertido en plomo. En contra de sus deseos, su atención comenzó a aumentar en el cabello enmarañado de Tanya y su ropa abotonada al azar. No se atrevió a imaginar lo que sucedió antes de abrir la puerta.

Pero el silencio de Tanya fue ensordecedor; la estaba llevando a la locura. Tiffany, histérica, gritó: “¡Habla, Tanya! ¡Habla, maldita sea! ¡¿Qué diablos estabas haciendo aquí?!".

Jackson odiaba tener extraños en su casa, ¡Tiffany lo sabía más que nadie! ¡Había una razón por la que los dos tenían sus teléfonos apagados al mismo tiempo!

"Lo siento, Tiffany. No quería que esto sucediera... Después de que ustedes dos pelearan en el hotel, pensé que debía estar angustiado, así que pensé en hacerle compañía y charlar un poco. Solo tenía miedo de que ustedes dos cortaran sus lazos el uno con el otro. Hice todo esto por el bien de ustedes. Pero bebió demasiado y.… lo siento mucho...".

Cada expresión de "lo siento" fue otro corte en el corazón de Tiffany. Ninguna cantidad de la ingenuidad de Tiffany podría protegerla de llegar a una conclusión enfermiza.

“Así que, por mi bien, tuviste sexo con él. ¿Lo hiciste? ¿Mmm?".

Tiffany se había hundido en el abismo. Sin embargo, a solo unos metros de ella, Jackson dormía tranquilamente, ajeno a la agonía que ahora devastaba su alma.

Tanya se apresuró a subir las escaleras, exclamando: “¡Tiffany, puedo explicarlo! ¡Todo es culpa mía, no de él! ¡Puedo fingir que esto nunca sucedió! Bebió demasiado; él no se recordara. Esto podría quedarse aquí, nunca para decirlo en voz alta. Nadie sabría...".

Tiffany cerró la puerta con expresión indiferente. No iba a dejar que Tanya entrara a su habitación una vez más.

"Hablemos", dijo.