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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 106

[No importa si yo estoy satisfecha o no, mientras el señor Fernando esté contento, eso es lo que vale.]

Petra no recibió más respuestas.

Al parecer, el señor Fernando no quedó nada satisfecho. Después de todo, su única hija había sufrido tanto durante estos tres años por culpa de todo esto.

Simón seguramente no podría asistir mañana a la boda de Joaquín.

A Petra poco le importaba cómo terminaría la noche de Simón; en el fondo, lo único que tenía en mente era la batalla que tendría que librar al día siguiente.

Después de arreglarse y lavarse la cara, Petra se tendió sobre la cama. Su mente era un enredo de pensamientos, pero de alguna manera la lucidez se mantenía intacta.

El cielo fuera de su ventana fue cambiando, de la negrura absoluta a un gris opaco. Pasaron las horas y ni siquiera el toque en la puerta de la estilista logró que Petra conciliara el sueño.

...

Joaquín había terminado la noche anterior completamente borracho, así que Leo lo acomodó en una de las habitaciones del primer piso.

La estilista lo despertó temprano con el bullicio de su llegada. Apenas abrió los ojos, la primera persona en la que pensó fue Petra. Sabía muy bien que la noche anterior se había pasado de la raya y ni siquiera le había llamado.

Ahora, aprovechando la rara ocasión de estar despejado, sintió la urgencia de animarla un poco.

La videollamada se conectó y, del otro lado, Petra estaba sentada frente al tocador, mientras la estilista se encargaba de su peinado y maquillaje.

—Petra...

Al verla tan radiante, tranquila y dejándose arreglar, a Joaquín se le iluminó la cara con una sonrisa.

—Hoy te ves increíble.

Petra curvó los labios en una sonrisa, ocultando la burla en sus ojos.

—¿De veras? Gracias. Desde hoy, así de guapa estaré siempre.

Joaquín la miró con ternura, sin sospechar nada.

—Y para que sigas así de linda toda la vida, te prometo que voy a trabajar con todo para darte la mejor vida. Quiero que seas la mujer más feliz del mundo.

—Está bien —respondió ella, distante, ni emocionada ni molesta.

—Sé que la señora anda a las carreras, cuando termines de arreglarte, baja para ayudarle con los invitados. Ya cuando empiece la ceremonia, salgo yo también.

Miró detrás de él, buscando a alguien.

—¿Por qué Petra no ha bajado todavía?

—Todavía la están arreglando. En cuanto empiece la ceremonia, baja directo.

En los labios de Penélope se dibujó una sonrisa irónica.

—Déjala que tenga un poco más de tiempo para tranquilizarse, no le hace mal.

Ella sabía que Petra probablemente seguía esforzándose por ocultar las huellas de la noche anterior, negándose a que los demás lo notaran.

Penélope ya tenía preparado el discurso de apertura para la boda. Si Petra se negaba a firmar el traspaso de acciones de Nexus Dynamics, entonces contaría todo lo que ocurrió la noche anterior, ahí, frente a todos.

Con la multitud como testigo, Petra no tendría salida: no le quedaría más remedio que obedecer.

En cuanto toda la fortuna de la empresa estuviera a nombre de Joaquín, Petra ya no podría hacer nada para rebelarse.

Y cuando naciera su nieto, con toda seguridad, Penélope se encargaría de que creciera junto a Joaquín, bajo su techo.

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