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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 211

Petra ya no pudo seguir comiendo por el asco que le provocó Joaquín. Esperó a que Leandro terminara de almorzar, luego le pidió a Leo que le asignara un espacio de trabajo a Leandro y solo entonces regresó a su propia oficina.

Se dedicó a revisar los contratos sospechosos en el sistema. Iba marcando uno a uno los que le parecían dudosos, planeando informar a Benjamín sobre todo eso más tarde.

Después de todo, ahora estaba trabajando para Benjamín. Si la empresa tenía este tipo de problemas, lo correcto era reportarlos cuanto antes.

Joaquín había sido muy cuidadoso, o quizá en esos seis meses solo le alcanzó el tiempo para hacer una transacción. Por eso, en los contratos más recientes, no había encontrado nada raro.

Sin embargo, algunos proyectos sí presentaban detalles extraños.

Petra anotó aparte esos contratos y proyectos. Apenas terminó de escribir, tocaron la puerta.

Ella guardó de inmediato el cuaderno en el cajón.

—Adelante.

Leandro entró cargando una bolsa con comida. Venía sonriendo.

—Señorita Calvo, el señor Benjamín se enteró de que usted no almorzó y le mandó pedir comida. Aunque sea, coma un poco.

Petra se quedó mirando la bolsa de comida que Leandro dejó en su escritorio. Se sorprendió un instante y preguntó:

—¿Tú le contaste?

Leandro asintió y contestó en voz baja:

—Solo lo mencioné cuando estaba reportándole el trabajo al señor Benjamín, se me salió sin querer.

Petra no pensaba regañar a Leandro. Al fin y al cabo, él era gente de Benjamín.

Todavía tenía vacantes en el área de oficinas de la planta baja. Todos los futuros empleados que estarían bajo su cargo vendrían recomendados por Benjamín.

Y con todo el lío de Joaquín, Benjamín no terminaba de confiar en ella. Petra lo entendía perfectamente.

—Ya entendí. Anda, sigue con tus pendientes.

Tomó la bolsa de comida, la abrió y al ver los platillos, no pudo evitar sorprenderse. Eran justo sus favoritos.

Por un momento, sus ojos brillaron de asombro. No imaginaba que Benjamín supiera tan bien sus gustos.

Aunque enseguida pensó que seguramente era pura coincidencia, así que dejó pasar el asombro.

Aun así, su jefe se había tomado la molestia de mandarle comida, era imposible no agradecer.

Sacó todos los recipientes de la bolsa, los acomodó sobre el escritorio, les tomó una foto y abrió el chat con Benjamín para enviarle un mensaje.

Petra abrió el chat y empezó a revisar los datos.

El representante legal de la empresa era Uriel Ríos. Cuando Petra vio la foto, le pareció extrañamente familiar, como si lo hubiera visto antes.

Después, Leo le mandó otra imagen.

En la foto aparecía una mujer con un peinado de chongo, la sonrisa dulce y simpática.

Petra se quedó helada al ver la foto. Apretó el celular con fuerza.

Conocía a esa mujer.

Cecilia Ríos.

Había sido compañera de Joaquín en la prepa.

Petra había vuelto a Santa Lucía de los Altos cuando tenía diecisiete años.

Su primera compañera de banca fue Cecilia.

En ese entonces, cuando Petra recién regresó a Santa Lucía de los Altos, sus papás estaban atravesando una crisis matrimonial. Además, sus propios ánimos no andaban bien, así que no tenía ninguna gana de hacer amigos y se mantenía callada y reservada.

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