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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 267

Petra apretó los labios con fuerza, abrazó la cintura de Jimena y hundió la cabeza en el pecho de su hermana.

—Solo me siento avergonzada, nada más.

Aunque le gustara, esa sensación la hacía sentir miserable. Tenía muy claro que hace diez años no era suficiente para él, y que ahora, después de tanto tiempo, mucho menos.

Y para colmo, fue ella quien hizo aquel escándalo para romper el compromiso.

—La vida da vueltas. Lo que decides a los diecisiete años no es igual a lo que eliges a los veintisiete. Si todavía lo quieres, entonces… —la voz de Jimena era suave, acariciando cada palabra con delicadeza.

Petra se apresuró a interrumpir lo que su hermana iba a decir, murmurando en voz baja:

—Hermana, ahora él solo siente un poco de incomodidad conmigo. Cuando eso se le pase, todo esto va a desaparecer, como si nunca hubiera existido.

Exhaló con fuerza, como si expulsara toda la tristeza que la consumía.

—Tal vez porque ya pasé por una relación fallida, siento que ya no sé cómo querer a alguien. Ya no puedo ser tan valiente como antes.

Antes, con una pizca de gusto, se lanzaba de cabeza sin pensarlo dos veces.

Jimena seguía acariciando la espalda de Petra con ternura, como si intentara calmar ese torbellino de emociones que la desbordaba.

—Petra, sé que al irte con mamá de San Miguel Antiguo, te marcó su forma de ver la vida. Pero lo que dice mamá no es palabra sagrada. Ella pasó por un matrimonio fallido, por eso piensa que todas las mujeres que se casan con alguien con más dinero o poder siempre acaban mal.

—¿Y tú con Joaquín? ¿Cuánto de eso fue porque mamá y la abuela te metieron ideas en la cabeza? ¿Y cómo terminó todo?

Petra no respondió, solo se acurrucó aún más en el abrazo de su hermana y dejó que las lágrimas corrieran en silencio.

—Casarse no se trata de si la persona tiene más o menos que tú. Lo que importa es la calidad de la persona que eliges.

Nadie podía predecir cómo estarían dentro de unos años.

Por eso, deseaba que Petra mantuviera siempre los pies en la tierra, que pudiera sobrevivir al amor sin dejarse arrastrar por completo.

Incluso cuando se encontrara frente a la persona que le hizo latir el corazón en la juventud, esperaba que supiera protegerse.

—Petra, eres una mujer admirable.

—Pero nada en este mundo permanece igual para siempre. Espero que nunca pierdas la capacidad de soltar lo que no puedes retener. Si ya no puedes lanzarte de lleno a amar, entonces, ¿por qué no aprender a disfrutar cuando te quieran?

Tal vez había perdido la capacidad de amar, pero eso también le quitaba a los demás el poder de lastimarla. Y eso, pensándolo bien, tampoco estaba tan mal.

Los hombres criados bajo la disciplina de familias tradicionales, especialmente aquellos que destacaban en el mundo de los negocios, nunca daban garantías de cuánto tiempo duraría ese trato especial. Así que, mientras Benjamín aún la mirara de esa manera única, lo mejor era aprovecharlo, disfrutar el momento y dejar que la vida siguiera su curso.

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