Ella no respondió, ni siquiera mostró señales de querer explicar nada, lo que hizo que el gesto de Benjamín Hurtado se endureciera todavía más.
Al ver la escena, Nico trató de defender a Petra Calvo en voz baja.
—Señor, no regañe a la señorita Petra, ella tampoco quiere que ese patán la siga fastidiando.
Benjamín, con una expresión impasible, miró cómo Petra se encogía sin decir palabra y subía al carro. Sus ojos revelaron un leve destello de molestia.
—Más bien parece que sí quiere.
Una vez dentro del carro, Petra se sentó en el asiento izquierdo de inmediato. Al notar el disgusto en el rostro de Benjamín, sus ojos mostraron un rastro de inseguridad y murmuró:
—No es así.
Ya ni pensaba en Joaquín Velasco como antes, mucho menos sentía algún interés por él.
Cuando el hombre subió al carro, una sombra oscura cayó sobre Petra, cubriéndola por completo. Su presencia era como una nube densa, y su semblante seguía tan duro como al principio.
Apenas él se acomodó, Nico se apresuró a cerrarles la puerta.
Petra solo pudo resignarse. Por dentro, ya se preparaba para soportar cualquier comentario hiriente de Benjamín.
Sin embargo, para su sorpresa, él no la miró directamente. Apenas le lanzó una mirada fugaz, resopló con desprecio y sus ojos destilaban burla.
En su mirada se leía un desdén tan claro que no hacía falta decir nada.
Petra movió los labios, dispuesta a explicar, pero justo en ese momento el celular de Benjamín sonó.
Él sacó el celular, echó un vistazo a la pantalla y deslizó el dedo para contestar. Sus manos, de dedos largos y bien formados, sostenían el celular junto a la oreja.
—¿Qué pasa, Florencia?
Al oír ese tono contenido en su voz, Petra se quedó petrificada por un instante. Ninguna palabra salió de su boca; la lucidez la golpeó de repente. Al final, las ganas de explicarse se le atoraron en la garganta y solo pudo mirar hacia la ventana, los ojos llenos de una tristeza callada.
El silencio se adueñó del interior del carro.
Aunque Benjamín no puso el altavoz, la voz coqueta que salía del celular se escuchaba perfectamente.
[Benjamín, fui a tu oficina hoy y me dijeron que saliste de viaje. Pasado mañana es mi cumpleaños, ¿vas a poder regresar?]
La voz de Benjamín sonó neutral.
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