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LOS TRILLIZOS SECRETOS DE MI JEFE romance Capítulo 2

Aria

Gran parte de la noche la paso llorando desconsolada como cada vez que me sucede cuando veo la realidad de las cosas. Siempre que Natasha viene a verlo, él se olvida de mí. A ella le da sus sonrisas, su amabilidad, todo lo contrario a lo que a mí me da. Conmigo es un hombre exigente, frío y ni siquiera se molesta en decir mi nombre, solo me llama por mi apellido.

Claro, en el departamento es otra historia, pero eso no sirve de nada porque no tengo su amor.

Me levanto de la cama sintiendo un poco de náuseas, así que me quedo unos minutos de más en ella. Tengo miedo de que estas se hagan más y más intensas conforme las semanas y no pueda disimularlo. Antes de abrir la boca, debo pensar bien en cómo lo haré y cuál es la situación.

Me llevo una mano al vientre y dejo escapar un largo suspiro. No puedo dejar que nadie le haga daño a mi bebé.

—Buenos días, hermana —me saluda Jackson cuando llego a la cocina y me siento en el comedor redondo que tenemos en medio de ella—. Ten cuidado.

Mi hermano sirve tocino en el plato y, aunque amo el tocino con todo mi corazón, siento que despide un olor espantoso.

—Necesito ir al baño —murmuro antes de dejar de respirar.

—Pero…

Dejando a mi hermano con la palabra en la boca, corro al baño, en donde trato por todos los medios de olvidarme del olor para no vomitar. Parece ser que ahora que sé que estoy embarazada, los síntomas vienen a mí con más fuerza.

Afortunadamente, puedo detener las náuseas antes de echarme a vomitar, y regreso con una sonrisa falsa a la cocina.

—¿Estás bien? Tienes ojeras —me dice Jackson.

—No dormí muy bien.

—¿Algo te preocupa?

—Sí, solo unos contratos que debo revisar —le miento. En realidad, todo está al día, jamás me llevo trabajo pendiente a casa para que eso no impida que el señor Elwood disponga de mí.

—¿Saldrás con Rowan hoy? —inquiere sin mirarme mientras se sienta.

—Tal vez —asiento—. ¿Por qué?

—Necesito la casa para proponerle matrimonio a Stacy —me confiesa.

Esbozo una sonrisa cálida y sincera.

—De acuerdo, me iré con Rowan por ahí —le respondo—. No te preocupes.

Con mucha dificultad, me como el desayuno que él me ha preparado. Luego de eso, me dirijo a terminar de arreglar antes de que llegue por mí el auto de la empresa.

—Buenos días, señorita Mills —me saluda el chófer, quien es un hombre de mediana edad y muy amable.

Capítulo 0002 1

Capítulo 0002 2

Capítulo 0002 3

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