No puedo creer lo que estoy viendo, esto no puede ser real, siento que me va a dar un infarto, el hombre al que por poco le desbarató el auto es justamente mi jefe
¡Tragarme tierra!
— ¿Se puede saber qué hace usted en mi empresa? — Me pregunta furioso
— Lo siento, hoy es — le espeto, pero no me deja terminar de hablar
— ¿O me estás persiguiendo?
— Si me dejara hablar podría explicarle
— Lo único que quiero es que se largue de mi oficina
Los dos nos miramos de manera desafiante, ¿Qué se ha creído?, Podrá ser muy el dueño, pero no voy a permitir que me humille de esta manera, es más yo me largo solita, pero antes me va a escuchar, así que me acerco hasta donde él está parado y me alzó lo suficiente para tratar de estar a su altura, el olor de su perfume inunda mis fosas nasales y al estar más cerca de él puedo ver todas las facciones de su rostro, sin duda lo que tiene de guapo lo tiene de desagradable, su mirada y la mía se junta y puedo ver esos ojos azules penetrantes, es un verdadero reto mantener fija la mirada y más cuando descubrió sus labios carnosos, sin duda debería ser un pecado ser tan hermoso, pero de la nada reacciono y comienzo a cantarle hasta las mañanitas, para que aprenda a respetar y dejé de sentirse el centro del mundo
— Sabe cómo es la cosa, usted es un imbécil que se cree un Dios por ser dueño de este lugar, pero le cuento algo, yo he llegado aquí porque era mi primer día de trabajo y usted se atravesó en mi camino y mire como yo ha dejado, esto es su obra señor y para que le duela, usted a mí no me hizo hecha de aquí yo solita me marchó, porque por gente como usted es que hay tantos empleados infelices
No había terminado de hablar cuando esté se acercó y sin importarle nada le pasó la lengua por sus labios, fue tanto el deseo que ambos sintieron que está quemaba como el fuego, pero en un impulso Corina lo empujó, ¿Qué estaba haciendo este hombre?
— Lo siento, eso no debe pasar, pero es que necesita callarla, hablas más que una cotorra y tranquila el puesto es tuyo
Robert tomo esa decisión de manera apresurada y luego se arrepintió, ¿Podría el aguantar a esa loca?, Pero en el fondo no quería que se fuera, eran pocas las mujeres que conocía con ese carácter así que lo mejor era esperar a ver hasta dónde podria llegar
— ¿Estás hablando en serio? — Le pregunto sorprendida
— ¿Me ve sonriendo?, Soy un profesional y sé que usted ha llegado en estas condiciones por mi culpa, ahora vaya a personal y pida que le dé los uniformes para que esté decente en su puesto
Apenas dice eso me provoca devolverle una palabrota que sé que no le gustará, pero busco mi autocontrol y solo asiento, salgo del lugar y apenas estoy afuera siento que vuelvo a respirar con normalidad, que hombre tan extraño, no sé si pueda trabajar en este lugar, pero necesito tanto el dinero que tendré que hacer de tripas corazón
Saludo a una de las secretarias y está me mira con curiosidad, para ser cortes le explicó lo que me ha sucedido y ella me dice que justamente trabaja en el departamento de personal, que me acompañará recibir mi dotación de uniformes, la verdad si es como el que ella lleva están muy bonitos, es un bléiser negro, camisa de botones color blanca, falda negra y zapatos de tacón alto, también color negro, ahora entendiendo la temática, por lo visto el jefe tiene una fijación con esos colores, la chica me dice que se llama Carolay y es la asistente del gerente de personal, tomamos el ascensor y ella marca el piso seis, al llegar bajamos y caminamos un pasillo largo
— Espera un momento aquí, ya reviso la ficha que llenaste el día de la entrevista para buscar la talla correcta— Me dice Carolay
— Vale, perfecto
Espero que ella haga lo que ha dicho, a los pocos minutos sale y me estrega tres juegos de uniformes, de distintos colores, blanco, mejor y gris
— Estos son tus uniformes Corina, el negro lo usarás los días lunes y viernes, el gris los martes y jueves y el blanco miércoles y sábados
— Excelente, ahora necesito un baño para cambiarme, por favor
— Vamos, pasa al de esta área, sin duda es una vestía quien te ha dejado así
— Si lo es
Si supiera que está hablando de su propio jefe, pero prefiero no dar detalles, paso al baño y me quito la ropa sucia, aprovecho la bolsa del nuevo uniforme y la coloco allí el desastre que llevaba puesto, cuando ya estoy lista me miró en el espejo y me encanta como se ve, sin duda quien los eligió tiene un gusto bendito, además el usar uniformes todos los días me ayuda a no dañar mi ropa personal
Al estar lista salgo y ella suelta un silbido, luego sonríe y me dice que ahora sí parezco la secretaria del jefe, adicional comienza a contarme lo que pasó con la antigua asistente
— Ella se llama Romina, es una chica bastante guapa también, pero enamoradiza y un día de la nada se fue sobre el jefe y lo beso de tal manera que el mismo la despidió, es que a quien se le puede ocurrir semejante cosa, bueno solo a ella, es que fue un gran escándalo, aunque muchos dicen que eso va más allá
— ¡Qué fuerte! — Le respondo solo eso, porque la verdad me importa poco lo sucedido
— Si, espero que tengas mejor suerte
Jumm, si supiera lo que pasó hace un momento, no estaría pensando de esa manera, me digo a mí mismo
— Gracias, ahora ya debo ir a la oficina de mi jefe para ver qué necesita
— Vale, ya luego te presento a algunos de los compañeros, aunque si veo necesario que conozcas a cada uno de los jefes del departamento
— Tienes razón Carolay
— Pero lo haremos en otro momento, no vaya a ser que el ogro se enoje contigo en tu primer día de trabajo
— ¿Tan malo es? — le pregunto con curiosidad
— Cuando se enoja es el peor, no creo que exista ninguna persona que lo pueda controlar, bueno solo lo hacía su ex novia Sabrina
— Ohh, ¿De verdad?
— Si, pero dicen las malas lenguas que ella lo engaño con otro y tal vez sea cierto porque al poco tiempo apareció en primera plana que estaba casada con un magnate araba
— Pobre, eso es terrible
— Si lo es, pero tal vez él lo merece, aunque en realidad cambió desde su ruptura, creo que culpa a la humanidad por su desdicha, aunque mujeres no le faltan, pero eso ya lo verás por ti misma
Mientras a la oficina del CEO las últimas palabras que me ha dicho Carolay retumban en mi mente, ¿tan increíble es este tipo para que todas se mueran por él?, no sé puede negar que es muy guapo, pero tampoco es para tanto, bueno tal vez sea por los millones que tiene, al llegar a mi puesto de trabajo decido que no me le voy a amilanar a este tipo, así que con todo el descaro del mundo tocó a su puerta, él me dice que siga, apenas abro la puerta el me mira con desagrado, creo que el sentimiento es mutuo
— Ya estoy lista señor, ¿Me necesita para algo? — le pregunto bastante seria
A él se le curvan los labios y solo con su mirada me indica que mi pesadilla ha comenzado
— Si, necesito que pase al archivo y me ubique todos los egresos del año dos mil dieciocho, los organice en carpetas y adicional los pase a digital, ¿Sabe cómo hacerlo? — pídale ayuda a Luciana la secretaria de vicepresidencia
Detesto la actitud que está teniendo conmigo y sé que no será fácil, pero desde hace siete años que llegue a esta ciudad a mi nada me queda grande, así cueste lo que cueste lo voy a hacer
— Por supuesto señor, eso para mí es pan comido— le respondo de manera antipática
— ¿En serio?, Entonces me organiza por favor los de dos mil diecinueve
Maldito ogro, sin duda quiere joderme la existencia
— Perfecto, ¿Necesita algo más?
— Si, que se marche de mi oficina
Me volteo de manera chistosa y estoy a punto de saberle el dedo cuando vuelve a acercarnos
— Ahora sí parece gente con su nuevo uniforme
— El animal es otro— Digo en voz baja
— ¿Qué ha dicho señorita?
— Que tiene razón señor, ahora me marcha, no me gusta perder el tiempo
Abro la puerta y salgo disparada hasta mi puesto, no sé cuánto tiempo pueda aguantar a esta imbécil cara bonita
En la oficina Robert estaba entre la rabia y la risa, ¿Qué le pasaba con esa chica?, aparte de hermosa, era una total pesada, eso sí se notaba que tenía un carácter del demonio, no sería mala idea tratar de domar a esa fierecilla, pensó para sus adentros, lo que no sabía es que Corina no era un hueso fácil de roer, ella no se deslumbrar de manera muy fácil, por el contrario siempre se perderá lejos de los hombres como él, podría ser el CEO más deseado y conquistaría a más de una, pero con ella todo sería muy diferente
Busco a la tal Luciana y es una mujer de unos treinta y cinco años, con cara de bonachona
— Buenos días, ¿Es usted Luciana? — le pregunto
— Buenos días señorita, sí, soy yo, ¿En qué le puedo ayudar?
— Soy la nueva asistente del CEO y él me ha pedido que la busque, para que me indique todo lo referente al archivo
— Muy bien, ¡un gusto!
— El gusto es mío, señora
— Puedes llamarme Luciana, el termino señora me hace sentir algo mayor, jajaja
— Vale, entonces tú también me puedes llamar por mi nombre, soy Corina
Estoy hablando con la señora, ¡Perdón!, Estoy hablando con Luciana cuando se acerca a nosotras un hombre bastante atractivo
¡Dios mio! Voy a pensar que ha enviado a todos los hombres guapos de este mundo a esta empresa, sencillamente hay muy buen colirio para los ojos
- Señor, ella es la nueva asistente personal del señor Miller—Corina él es el señor Dimas Ferguson, es el vicepresidente de la empresa
- Un gusto señor, yo soy Corina Román
- El gusto es mio señorita, ¿Qué tal te ha tratado el ogro? — me pregunta con picardía
- Bien, el señor Miller ha sido muy cordial— Miento para que luego no le vayan con el chisme al insufrible del cara bonita
- Ohh, déjeme decirle que usted es una mujer con suerte señorita
De repente siento unos pasos tras de mi y al voltear es mi jefe quien está detrás de mí, no sé porque vuelvo a sentir esa sensación tan extraña en mi cuerpo
— ¿Hablando mal de mi Ferguson? — Le pregunta de manera muy seria
— Si, cómo siempre jefe— le responde este
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