Mi Ex-esposo Se enamoró de mí Después del Divorcio romance Capítulo 139

Después de aplicarse la medicina, Luna sintió un escalofrío. Ese tipo de movimiento era demasiado arriesgado. Se tensó por completo, sin atreverse a moverse, abrazándose fuertemente y encogiendo su cuerpo.

El ungüento hizo efecto rápidamente, y la punzada inicial fue reemplazada por una sensación de frescor, que llegaba en oleadas y resultaba bastante agradable. A medida que el ungüento se absorbía, dejó escapar un ligero gemido.

Miró de reojo a Leandro, quien tenía la cabeza inclinada, y sus largas pestañas proyectaban sombras densas sobre su rostro atractivo, haciéndolo lucir aún más tridimensional y perfecto. Parecía totalmente concentrado en aplicarle la medicina.

¿Acaso realmente solo le estaba aplicando la medicina? Pero incluso eso era suficientemente vergonzoso.

De repente, él levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de ella. Eran profundos, oscuros y llenos de un significado indefinido. Luna, asustada, desvió la mirada rápidamente.

—Relájate un poco —dijo él, con una voz magnética que llevaba un leve tono seductor.

Luna mordió su labio inferior, comenzando a soltar la tensión de su cuerpo. Con el ungüento penetrando, el dolor iba disminuyendo, y se sentía mucho mejor que antes.

Parecía que él tenía mucha paciencia.

Sin embargo, Luna perdió la suya. Ya no le dolía; si continuaba aplicándose el ungüento, se convertiría en...

—Ya está bien, no duele. Déjalo, por favor —dijo en voz baja, deteniéndolo. No sabía cómo había logrado pronunciar esas palabras; estaba tan avergonzada que casi se muerde la lengua.

Leandro hizo un sonido de asentimiento.

Justo cuando estaba a punto de retirar la mano y terminar de aplicar el ungüento, de repente, su teléfono, que había dejado sobre la mesita de noche, comenzó a sonar. El ruido estridente resonó en la habitación, rompiendo la tensión del momento de manera abrupta.

Luna ya estaba nerviosa, y la situación era aún más incómoda. Al oír el timbre del teléfono, su cuerpo se tensó aún más. Leandro notó su rigidez y frunció el ceño.