Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 13

El punto de vista de Amelia.

Cinco días después…

"Urgghhh…", estiré la parte de la falda para acomodarme el vestido. Se había llegado el día en que se realizaría el banquete que mi padre había planeado para mí, yo llevaba puesto un vestido morado con un gran escote en forma de corazón, el cual mostraba todos mis encantos y brillaba con los diamantes por toda la falda.

Aunque me encantaba usar vestidos, no me gustaban los de fiesta con falda amplia. Sin embargo, se veía hermoso, pues cuando me movía, resplandecía como las estrellas, pero no podía moverme con libertad, además tenía que levantar la falda cuando caminaba, lo que me resultaba molesto.

El banquete se llevó a cabo en el salón de baile de la Manada Plenilunio. Cada manada generalmente tenía su propio salón de baile, pero el salón de baile de la Manada Plenilunio era famoso por ser uno de los mejores solo detrás del salón del Rey Alfa.

Al caminar hacia el salón me encontré con Ernesto, lo cual no era algo raro, pues él era el Alfa de la Manada Garra Roja. Al verme, lo noté sorprendido. «De seguro se puso así al ver cuánto he cambiado», pensé, mientras sonreía por mis adentros, pero lo ignoraba con frialdad.

Cerca del salón de baile, escuché a varios hombres lobo discutiendo y externando sus dudas sobre mí. Por supuesto, que yo sabía de lo que estaban hablando, pues nunca antes había habido una heredera, yo era la primera, y por eso muchos pensaban que mi padre había tomado la decisión equivocada al elegirme como el próximo Alfa de la Manada Plenilunio. Y esto se debía a que las lobas eran consideradas más débiles que los lobos.

Pero, la realidad era que no me preocupaba lo que pensaban, porque, les mostraría quién era yo y la fuerza que poseía, los iba a enseñar a no juzgar, pues ellos eran unos tontos y débiles. Les probaría que una loba podría ser tan poderosa como un hombre lobo y que también se merecía ser el Alfa de una manada.

Al entrar en el salón de baile, vi de nuevo a Ernesto, así que, me detuve por un momento para contemplarlo. Llevaba puesto un traje a medida de tres piezas que dejaba ver su cuerpo alto y musculoso, tenía todo el cabello peinado hacia atrás, lo que dejaba al descubierto cada centímetro de su rostro perfecto.

Tenía que admitir que Ernesto era un hombre muy atractivo, esa fue una de las razones por las que me enamoré de él, pero era un ser muy cruel.

Aunque él era mi compañero, y me sentía atraída hacia él por el vínculo de pareja, la realidad era que me había enamorado de sus ojos oscuros y su mirada profunda, de su nariz perfectamente delineada, de sus labios delgados y de su mandíbula bien definida.

Me dijeron que era superficial, vanidosa, solo porque me había enamorado de su apariencia, pero, ¿qué mujer no se sentiría atraída por los hombres guapos?

Lamentablemente, sus sentimientos por Maia me pusieron muy molesta, pues era injusto que él le creyera más a esa p*rra presumida que a mí, por lo que me divorcié, rompí nuestros lazos como pareja y me liberé de esa persona injusta.

No sé si fue que lo observé demasiado tiempo o tal vez mi mirada era muy intensa, se volteó para observarme y nuestras miradas se cruzaron, pero él apartó la vista de inmediato.

Me dolió mi corazón a tal grado que hasta mi estado de ánimo cambió, y me di cuenta de que me odiaba tanto que no quería ni verme. Pensé que lo había superado desde el momento que rompimos nuestros lazos como pareja, pero estaba equivocada, pues él todavía podía influir en mi estado de ánimo, y eso me hacía sentir incómoda.

"¡Amelia!", escuché de pronto a una mujer que gritaba mi nombre.

Volteé para ver quién se había atrevido a gritarme de esa manera y sonreí irónicamente cuando vi que Celia estaba muy enojada y se acercaba hacia mí.

“Celia López”, pronuncié su nombre y al mismo tiempo hice un gesto de disgusto. "¿Qué estás haciendo aquí?".

"¿Qué dices? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Cómo te atreves a hacerme esa pregunta! La que debería preguntar soy yo, ¿qué estás haciendo TÚ aquí?".

Después de decir eso, me miró de arriba abajo, y al ver mi hermoso vestido, empezó a burlarse de mí. “De seguro pudiste venir a este evento porque te acostaste con alguien, ¿verdad? Después de dejar a mi hermano, te has de ver convertido en una sugar baby, ¡no cabe duda que eres una p*ta!”.

Me quedé callada mientras la veía como si ella fuera un payaso.

“Sé que estás aquí porque quieres recuperar a mi hermano, ¿no? ¡Ya no sueñes! Una huérfana como tú no se merece a mi hermano". Hablaba en voz alto para que los hombres lobo que estaban allí la escucharán.

"¿Ah sí?, entonces, ¿qué clase de loba es digna de tu hermano?", me burlé. Si yo, una Alfa de la segunda manada más poderosa, no me lo merecía, entonces, ¿quién era digna a sus ojos?

“¡Por ​​supuesto que la estrella de la fiesta!”, dijo mientras me observaba con desprecio.

"¿La estrella de la fiesta?", le pregunté levantando una ceja.

“¡La legendaria y poderosa alfa femenina!”, me contestó con aires de superioridad, levantando la barbilla.