Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 15

El punto de vista de Ernesto.

Me fui a casa, pues me sentía confundido y frustrado. Al llegar, me dirigí directamente a mi estudio, me senté y aflojé mi corbata.

No podía sacar de mi mente la escena del banquete.

¿Cómo es que una loba huérfana se convirtió repentinamente en una poderosa Alfa? ¿Por qué me mintió durante todos los años que estuvimos juntos? ¿Qué motivo tenía para hacerlo?

De pronto vinieron a mi mente sus palabras. Si me hubiera enterado, ¿la habría amado cuando supe que era una Alfa? Por supuesto, la trataría de manera diferente, con mucho más respeto, pero, ¿me hubiera enamorado de ella?

No tenía una respuesta para esa pregunta, además solo de pensar en todo lo que había sucedido ese día, me dolía la cabeza. Me froté las sienes para deshacerme del dolor.

Pero la pregunta que más me intrigaba era... ¿por qué estaba tan molesta con nuestra relación?

Para ser honesto, siempre fui muy amable con ella, nunca fui tacaño y siempre le di lo que deseaba. Nunca le faltó nada, ni dinero, ni cosas materiales.

Tampoco coqueteé ni la engañé con otras lobas, podría decirse que yo fui leal con ella. Ni siquiera la obligué a tener a mis cachorros, a diferencia de otros Alfas que obligaron a sus compañeras a tener sus cachorros y darles herederos.

Lo que es cierto es que no manejé bien el asunto cuando Maia se cayó del precipicio y perdió a su bebé, pero estaba enojado con Amelia, y era normal estar enojado con alguien tan despiadado como ella. Pero en cierta forma tenía razón, ella era mi Luna. No debí de haberla humillado de esa manera, mucho menos forzarla a arrodillarse y disculparse. ¿Pero sería eso suficiente como para estar tan resentida?

La forma en que sus ojos se llenaban de odio cada vez que me veía, era algo que me dolía, no creía que mereciera esa fría actitud de su parte.

'Veo que sigues siendo un est*pido', se rio Roberto de mí.

'¡Callate!', no necesitaba que él me insultara cuando estaba tan frustrado.

En lugar de guardar silencio, siguó hablando: '¿No sabías por qué te odiaba? Piensa en lo que dijo cuando te preguntó si haría una diferencia el hecho de que supieras que ella era una Alfa poderosa. ¿Le hubieras creído? ¿Y eso haría alguna diferencia?'.

Pensé en las palabras de Amelia y admití que si me lo hubiera dicho cuando estaba conmigo, le habría contestado que no se ilusionara.

¿Cambiaría algo? ¡Claro que sí! Tendría una Luna poderosa y una conexión con la segunda manada más fuerte. Pero de repente, me reí con amargura cuando me di cuenta de que ella tenía razón, pues sin importar si Amelia era una loba huérfana o una Alfa poderosa, solo la hubiera usado para mi beneficio personal.

'¿Ves lo est*pido que eres?'.

'¡Cállate!', le grité de nuevo.

'Solo quería recordarte lo tonto que eres. No quiero hablar contigo, tengo miedo de que se me contagie tu estupidez', de inmediato se retiró al fondo de mi mente, impidiéndome contestarle algo.

“¡Ernesto!”, mi papá irrumpió en mi estudio y comenzó a gritarme. “¿Por qué no tuviste las agallas para luchar contra esa loba indefensa? Además, dejaste que echara a tu hermana del banquete. ¡¿Desde cuándo el Alfa de la Manada Garra Roja se convirtió en un cobarde?!”.

“Papá... No deberías ser tan duro con Amelia. Ella nunca hizo nada malo cuando estuvo aquí. En cambio, nosotros la acosamos por su condición de rogue”. Era la primera vez en mi vida que defendía a Amelia.

“¿Te dijo Celia que Amelia es la heredera de la Manada Plenilunio? Ella es una Alfa poderosa", agregué para tratar de bajarle un poco el enojo.

Por el contrario, mi padre se puso más furioso. “Entonces, ¿por qué ocultó su identidad? ¡Debe ser una espía! De seguro vino para robar información de nuestra manada. ¿Revisaste si no se llevó algo de nuestra manada?".

Pensé en eso, pero estaba seguro de que no había tomado nada.

“Ella debió haber publicado esa grabación a propósito para afectar la reputación de la Manada Garra Roja e hizo que otros dudaran de nosotros debido al escándalo. ¿Sabías cuántas manadas intentaron dejar de trabajar con nosotros? ¡Ella hizo estragos en nuestro negocio!”. Papá estaba tan furioso que seguía calumniando a Amelia y no quería escuchar por ningún motivo.

"¡Será mejor que la mantengas bajo control!", él gruñó como advertencia y se fue mientras golpeaba la puerta al salir.

¿Mantenerla bajo control? ¿Cómo podría hacer eso? Ella ya no era mi pareja, y no era la niña huérfana y tímida que solía ser, hasta me veía con odio y no quería hablar conmigo.