Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 16

Resumo de Capítulo 16: Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo

Resumo de Capítulo 16 – Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo por Internet

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El punto de vista de Amelia.

"Por favor, Alia. Hoy es mi cumpleaños. ¿No quieres hacerme compañía?", preguntó Lola mientras sujetaba uno de mis brazos.

Lola me había estado insistiendo para que fuera al Club Umbra a celebrar su cumpleaños. Yo me negaba porque hacía tres años que no iba a un club y no sabía si me seguiría gustando el ambiente bullicioso del lugar.

'Amelia...', oí una voz en mi mente.

'¿Alexa? ¿Te encuentras bien?', le pregunté, ya que llevaba tiempo sin hablarme. Para ser exactos, desde el día que rompí el vínculo de pareja, así que estaba preocupada por ella.

'Estoy bien. Perdón por no haber hablado antes', su voz aún sonaba un poco débil, pero podía notar como su espíritu se fortalecía.

'No pasa nada, Alexa. Con tal de que estés bien', le dije con honestidad.

La ruptura del vínculo de pareja debió de ser difícil para ella. La Diosa de la luna creó la unión, y nuestros lobos la sintieron más intensa. Los humanos podrían odiarse aunque fueran compañeros, pero los lobos no. La atracción por su pareja sería muy fuerte para ellos. Por lo tanto, romper ese vínculo podría afectarles mucho más.

'No me encontraba muy bien, pero al ver a Ernesto durante el banquete, no sentí lo mismo que de costumbre por Roberto, así que ahora estoy mejor', explicó.

No sabía qué contestar. ¿Debería decirle que estaba bien? Aunque Roberto era su compañero, y tal vez aún sintiera algo por él.

'Amelia, deberías acompañar a Lola', dijo luego Alexa, por suerte.

'¿Quieres que vaya con ella?', no me extrañó mucho que dijera eso. También ella quería que yo fuera feliz.

'Has hecho un gran esfuerzo. Pienso que necesitas distraerte', añadió.

Pensé en ello y tenía razón. Después del banquete, me había dedicado de lleno al trabajo y no había tenido tiempo de relajarme.

"De acuerdo, te acompañaré, Lola", accedí a las peticiones tanto de mi amiga como de Alexa.

"¡Sí!", gritó Lola con alegría. "Te conseguiremos un chico allí para que te olvides de esos horribles recuerdos con el b*stardo. Ahora eres una mujer divorciada y sin pareja. Ha llegado el momento de que brilles. Seguro que habrá muchos, muchísimos hombres lobo queriendo que seas su pareja".

Lola siguió contándome sobre sus planes para encontrarme un nuevo pretendiente y me hizo prometer una vez más que estaría en el Club Umbra esta noche. Se marchó después de estar segura de que realmente iría a verla más tarde.

Moví la cabeza con impotencia mientras la veía marcharse. Mi amiga sí que era testaruda. Miré el montón de papeles que aún tenía delante y empecé a revisarlos otra vez. Tenía que terminar de revisar el papeleo y ocuparme de algunos asuntos de la manada para que me diera tiempo a celebrar el cumpleaños de mi amiga.

Después de solucionar algunos asuntos de la manada, por fin me cambié de ropa y me dirigí al Club Umbra.

Al llegar, me di cuenta de que se trataba de un club de primera clase en el que era necesario ser socio para ingresar. Me registré enseguida y entré al lugar.

A pesar de que el club necesitaba socios, me sorprendió ver que había mucha gente. Observé a muchos alfas, betas y gammas de varias manadas.

Me dirigí hacia la zona donde Lola me había mandado el mensaje. Cuando me estaba acercando a su mesa, vi que no estaba sola, y mis ojos se posaron en un hombre atractivo y guapo que llevaba una camisa blanca con algunos botones desabrochados, mostrando una parte de su pecho bronceado, las mangas remangadas hasta el codo, y unos pantalones negros.

Su cabello negro no estaba bien peinado. Algunos mechones caían sobre sus hermosos ojos verdes.

"¿Nico?", pregunté con incredulidad. ¿Se trataba del mismo Nicolás González, nuestro amigo de la infancia, que tres años atrás era un ratón de biblioteca que estudiaba para ser doctor?

"Alia", sonrió, se puso de pie y me abrazó.

"¡Oh Dios mío, Nico! Te ves tan sexy y guapo!", lo elogié. «¿Por qué los hombres de mi entorno se volvieron guapos tan de repente? Primero Sam, ahora Nico. No es que me quejara, al contrario, ¡me encantaba! Eran un regalo para la vista.»

Él se rio y me dio las gracias.

Bueno... Nuestra mesa estaba muy cerca del escenario, y ella gritó más alto que la música cuando dijo eso; no era de extrañar que él la oyera.

"Ahora sí te metiste en un lío", me reí.

"Alia, sabes que no sé bailar", se quejó, pero de repente se le iluminaron los ojos. "Lo tengo, ¿por qué no bailas en mi lugar? Tú recibiste clases profesionales".

Quería negarme, pero Nico, Gabriel y Elisa me animaron. Al ver sus caras de expectación y al estríper que seguía esperando nuestra respuesta, no tuve más remedio que subir al escenario. No quería que mi amiga se sintiera avergonzada, y hoy era su cumpleaños; lo consideraría como un regalo de mi parte.

"Aplaudamos a la señorita", dijo el estríper, y empezó a sonar otra canción sensual. Miré a mis amigos, que me aclamaban. Moví la cabeza y sonreí sin poder evitarlo.

Cerré los ojos, escuché la música y empecé a balancear mi cuerpo con el ritmo sensual. Había recibido clases profesionales de todo tipo de danzas, entre ellas la de seducción.

Desde luego, no iba a desvestirme, y sabía cómo hacer que cualquier baile resultara sexy sin dejar de tener clase. Mientras más movía mi cuerpo, más inmersa estaba en mi baile. En ese instante, no había nada más que la música y yo. No oía los gritos de ánimo a mi alrededor, y toda mi infelicidad y mis preocupaciones desaparecieron. Era mi momento.

Cuando terminó la música, todo el mundo me aplaudió y me aclamó. Me sentí... liberada, y eso me sentó muy bien.

Vi a Nico con los brazos abiertos en la pista de baile y me abalancé sobre él mientras me reía.

"¡Oh Dios mío, Alia, te veías tan sexy ahí arriba!", dijo Lola, al tiempo que Nico, Gabriel y Elisa repetían sus palabras.

"Me alegra mucho verte tan segura de ti misma y tan feliz. Esta es la mejor versión de ti", añadió.

Me reí y estaba totalmente de acuerdo con ella. Estar con mis amigos, dejarme llevar, reír y sentir confianza y felicidad era lo mejor para mí.

Ya no dejaría que nadie me intimidara ni me hiciera sentir infeliz. Así era mi vida ahora: ser una mujer alfa y tener muchos amigos que me querían y se preocupaban por mí.

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