Resumo de Capítulo 17 – Capítulo essencial de Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo por Internet
O capítulo Capítulo 17 é um dos momentos mais intensos da obra Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Hombre lobo, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
El punto de vista de Ernesto.
Cuando entré al Club Umbra, de inmediato me sentí incómodo. Nunca me ha gustado ir a discotecas porque son ruidosas y agobiantes, con mucha gente apretujada.
Me preguntaba por qué tanta gente estaba dispuesta a pagar los elevados precios de la afiliación. Pero eso no tenía importancia de momento.
Fue fácil ver a Marcos entre la multitud. Su estatura de más de dos metros y su enorme cuerpo musculoso lo hacían sobresalir.
Me acerqué a él con el semblante serio, ya que tenía que abrirme paso entre la multitud. Detestaba que otras personas me tocaran, sobre todo cuando apestaban a sudor, humo de cigarrillo y alcohol. El solo hecho de acercarme a Marcos ya hacía que mi ropa oliera mal.
Él estaba muy contento bebiendo un poco de licor y se dio cuenta de mi presencia en cuanto me puse a su lado.
Se quedó mirándome de arriba abajo.
"¿Vas a una reunión o a divertirte en un club?", preguntó y soltó una carcajada.
Aún llevaba mi traje de negocios de tres piezas y me veía un poco fuera de lugar, pero me daba igual. No estaba aquí para divertirme.
"¿Dónde está?", tuve que medio gritar debido al alto volumen de la música.
"Ey, has llegado muy tarde. Hace poco ella estuvo haciendo un número en el escenario, y volvió loco al público. Fue increíble. Jamás la había visto en una faceta tan sensual y sexy. Parecía una estrella deslumbrante. Debería ser la imagen de este club", contestó, y se veía que estaba entusiasmado con el baile de Amelia.
"¿Dónde está?", grité y repetí mi pregunta.
Marcos señaló al escenario y gritó: "¡Vamos, Amelia!"
Miré hacia el lugar que mi amigo había señalado y vi a mi excompañera bailando en el escenario.
"Antes pensaba que era tímida. Pero... Si hubiera sabido que podía ser tan deslumbrante, no habría dicho todas esas palabras y tampoco te hubiera pedido que la rechazaras. Esta noche me ha convertido en su fan", Marcos seguía mirando al escenario y animando a Amelia.
Cada vez que Marcos se veía con mi excompañera antes de irse a otro continente, la trataba con desprecio y me presionaba para que la rechazara y me divorciara de ella. Sin embargo, no era el único. Todos mis amigos pensaban lo mismo. Incluso mi hermana, mi padre y los miembros de la manada opinaban igual que él.
Me quedé mirando a mi excompañera. Mi amigo tenía razón. Estaba... buenísima y sexy, como una estrella deslumbrante. El movimiento de sus caderas, el balanceo de su cuerpo, la forma en que sus manos acariciaban su cuerpo, junto con su esbelto y bonito cuello, que solía llevar mi marca pero que ahora era inexistente porque ya no nos unía un vínculo de pareja. Incitaba al público con cada movimiento sin siquiera mostrar más piel que la de sus brazos y piernas. Todos sus pasos eran seductores, incluso su mirada y su sonrisa.
Era la primera vez que la veía tan segura de sí misma. Se veía muy atractiva en el escenario. Oí a todos los presentes aclamándola; algunos incluso aullaban de emoción, y me di cuenta de que muchos hombres lobo la miraban con lujuria.
Me esforcé por mantener el rostro inexpresivo. Amelia se veía increíble, pero de alguna manera me enfurecía. ¿Por qué dejaba que todo el mundo viera esa faceta suya mientras que a mí nunca me la mostró? Además, había muchos hombres lobo sin pareja. ¿Intentaba llamar su atención?
Consiguió lo que deseaba. Todos los alfas, betas y gammas sin pareja no podían quitarle los ojos de encima. Y este pensamiento me puso... celoso. Incluso Roberto aullaba de rabia a pesar de que Amelia ya no era nuestra compañera.
En este momento, pensé en arrancarles los ojos a todos esos alfas, betas y gammas sin pareja que se atrevían a mirarla por ser tan sexy, seductora y atractiva.
Tuve que rechinar los dientes y apretar las manos con fuerza hasta que los nudillos se me pusieron blancos para no hacer lo que quería.
«Ernesto, te amo. Solo a ti y a nadie más», de repente recordé las palabras que ella solía decirme. «¿Amar?». Bufé. Si de verdad me hubiera querido, me habría dicho su verdadera identidad y no fingiría ser una huérfana débil y tímida.
«¿Arrepentirme?»
"Sí, me arrepiento", dije sin pensar.
"Bueno... Entonces, búscala. Estoy seguro de que ella regresará contigo si te lo tomas en serio, ya que te quería mucho", contestó mi amigo sin más.
Solté un bufido. «Ah, Marcos, te equivocas. Sí me arrepiento de haberla dejado ir, pero no por la razón que tú crees. No por haber estado enamorado de ella y desear que volviera, sino por haberme dejado engañar por ella».
«Yo, Ernesto López, alfa de la tercera manada más fuerte del mundo, no dejaré que nadie juegue conmigo. ¡A la m*erda su amor! ¿Quién querría un amor de mentira? ¿A quién le gustaría ser engañado?»
Fui un alfa, y nadie se atrevía a molestarme, y mucho menos a jugar conmigo, excepto esa m*ldita loba que osó sacarme de quicio.
¿Creyó que la dejaría ir tan fácilmente después de saber lo que había hecho? El hecho de rechazarla y romper el vínculo de pareja no podía considerarse un daño para ella porque, como es obvio, había estado esperando a que ocurriera.
Ahora, deberá enfrentarse a las consecuencias de sus actos y engaños.
Si la dejaba ir con facilidad, los demás pensarían que el alfa de la Manada Garra Roja era débil.
"Amelia, no olvidaré este asunto. Te juro que me vengaré de ti por jugar conmigo. Nadie vivirá feliz después de burlarse de mí", dije mientras apretaba los dientes y la observaba balancear el cuerpo al ritmo de la música.
Mi expresión se endureció y, sin darme cuenta de lo que hacía, mi cuerpo se movió solo, mis pies se pusieron en marcha y me llevaron hasta el escenario, donde esa m*ldita y sexy jugadora seguía seduciendo a todos los hombres lobo con su baile.
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