Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 43

Resumo de Capítulo 43: Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo

Resumo de Capítulo 43 – Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo por Internet

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El punto de vista de Amelia.

Llevaba muchos días sin ver a mi nuevo compañero, y aún no tenía noticias ni de Lola ni de Nico. Además, mi nueva pareja ni siquiera se presentó en mi manada para reclamarme como suya.

Era como si mi nuevo compañero hubiera desaparecido de la faz de la tierra. O tal vez... A lo mejor era de otro continente, estaba de paso y había vuelto a su país de origen.

Poco a poco fui perdiendo la esperanza de encontrarlo y empecé a darme por vencida.

Como Lolin se dio cuenta de que estaba triste, me invitó a ir de compras con ella con la esperanza de levantarme el ánimo.

Aunque no quería, acepté ir con ella por su buena intención.

Fuimos al centro comercial más grande y de mayor categoría del continente.

Mi amiga estaba muy emocionada. Era como una niña en una tienda de golosinas. Me llevó a todas las tiendas de marcas de lujo y me pidió que me probara cosas en cada una de ellas.

Al final se me pegó su entusiasmo y me emocioné casi tanto como ella mientras recorríamos el centro comercial.

Sin esperarlo... o sí, nos topamos con Ernesto, que acompañaba a Maia de compras. Y de pronto, ella lo tomó del brazo con tanta confianza.

¿Se había recuperado por completo para poder pasear y comprar a gusto?

¡Qué amable era al lado de Maia! Cuando estábamos casados, Ernesto nunca me acompañó a ningún sitio, y mucho menos de compras, porque estaba muy ocupado cuidando de su cuñada.

Pero bueno, ahora estaban juntos. ¿Qué podía esperar si incluso la acompañaba a todas partes mientras aún estábamos casados? De todas formas, ya no es asunto mío.

Lola, a quien le había contado todo lo que él hizo o no por mí durante nuestro matrimonio, se enfureció cuando los vio juntos.

Me llevó a rastras hacia la desvergonzada pareja y empezó a maldecirla antes de que nos acercáramos más.

"¡Maia, p*rra desvergonzada!", le gritó mi amiga.

Ambos se dieron la vuelta para vernos y se sorprendieron al darse cuenta de nuestra presencia, sobre todo Maia, que estaba siendo maldecida de la nada.

Su cara se enrojeció, bien por la vergüenza o por la rabia, pero lo siguiente que hizo fue humedecer sus ojos, como si estuviera a punto de llorar, y se mostró afligida, como si la hubieran agraviado.

Rodé los ojos. Seguía mostrándose como una mujer débil para ganarse la simpatía de Ernesto y despertar su naturaleza protectora.

Supongo que ese era el tipo de mujer que le gustaba a él. Una sola lágrima de Maia, y él dejaba todo lo que estaba haciendo, incluso reuniones importantes, con el fin de reconfortarla.

"¿Por qué soy una desvergonzada? Solo estoy de compras con mi cuñado", dijo ella con voz temblorosa, y sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

"¡Ahí está el detalle! Es tu cuñado, ¡y aún así te pegas a él y hasta le frotas las t*tas contra el brazo! Si eso no es ser desvergonzada, ¿entonces qué es?", le contestó mi amiga.

«¡Buena observación, Lolin!» La aplaudí en mi mente. ¿Y el cuñado? ¿Seguían manteniendo su relación en secreto, pero presumían de ello delante de tanta gente? «Qué repugnante», pensé con sorna.

Los ojos de Maia se abrieron de par en par cuando mi amiga la atrapó frotándose sin pudor contra el brazo de Ernesto, por lo que de inmediato retiró las manos y se alejó un paso de él.

"No es verdad", respondió ella mientras bajaba la mirada y agarraba su falda, aparentando estar apenada, incluso noté que sus lágrimas empezaban a caer.

Estaba a punto de dar un paso adelante y proteger a Lola de la ira de mi excompañero, pero de forma inesperada, no dijo nada. Se quedó observándome como si esperara una reacción por mi parte.

...

Al fin alguien se atrevió a decirlo. Mi opinión sobre la amiga de mi excompañera cambió. Aunque era arrogante, sabía lo que era correcto y lo que no.

No dejé de observar a Amelia y me enfadé al ver que seguía sin reaccionar, ni siquiera dio un suspiro de alivio cuando mi cuñada dejó de aferrarse a mí. Ya no le importaba, o tal vez nunca le importé, entonces la idea de ella jugando conmigo apareció de nuevo en mi mente.

Sentí que mi cuñada me jalaba de la manga y dirigí mi vista hacia ella. Estaba llorando y tenía un aspecto lastimero y agraviado. Por lo general, mi corazón se ablandaría al verla así, pero esta vez no me importó.

"Ernesto, Lola me está insultando. Sabes que no siento nada por ti, y que solo amo a tu hermano. ¿Por qué me ofende por estar pegada a ti? Ayúdame", sollozó.

«¿Solo quiere a mi hermano? ¿No siente nada por mí? Entonces, ¿por qué me pidió que me acostara con ella y frotó su cuerpo contra mis brazos? ¿Estaba insinuando que era una z*rra que se aferraba a cualquier hombre sin sentir nada por él?» Me daba mucho asco.

La indiferencia de Amelia ya me molestaba, y oír las palabras de mi cuñada me irritó aún más. Ya no la soportaba.

"Maia, no llores. ¿Quieres llamar la atención de todos y que se enteren de tu vergonzoso comportamiento?", la regañé.

Era la primera vez que la regañaba o le hablaba con dureza, por lo que me miró asombrada e incrédula.

Sí, por lo general, cuando alguien decía cosas malas de Maia, yo acudía a su rescate y me enfrentaba a la persona, pero después de saber lo desvergonzada y desagradable que era, no tenía ningún deseo de ayudarla.

Hasta dudé de que de verdad quisiera a mi hermano o de que le doliera haber perdido a su bebé.

A lo mejor todas sus palabras eran falsas, al igual que todos sus actos. Quizás Amelia no la provocó, y fue ella la que saltó del acantilado e incriminó a mi expareja para que yo la botara de la Manada Garra Roja. Roberto tenía razón al decir que ella me quería. Y tal vez los miembros de la manada que dijeron que ella quería ser la verdadera luna tenían razón.

Me sentí como si me hubiera tomado el pelo todo este tiempo, y era detestable. Ya no quería cuidar de ella. D*monios, ni siquiera quería estar a su lado o relacionarme con ella. Hasta mirarla me desagradaba.

Al parecer, la mejor decisión que había tomado en mi vida había sido alejarme de ella.

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