Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 45

Resumo de Capítulo 45: Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo

Resumo do capítulo Capítulo 45 de Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo

Neste capítulo de destaque do romance Hombre lobo Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo, Internet apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.

El punto de vista de Amelia.

Volteé la cabeza para mirar a mi amiga. "Lolin, quédate aquí un rato mientras yo hablo con él".

Se mostró reacia a dejarme a solas con Ernesto, pero terminó asintiendo, accediendo a lo que le pedía.

Mi excompañero me llevó a una zona más tranquila cerca de donde estaba mi amiga.

"¿Sobre qué quieres hablar?", pregunté con impaciencia.

Pero en lugar de responder a mi pregunta, me soltó la muñeca y se llevó la mano al bolsillo del pantalón. Me masajeé la muñeca despacio, enfadada porque me había agarrado con tanta fuerza hasta enrojecerla.

Al sacar la mano del bolsillo, él sostenía una cajita. A simple vista, me di cuenta de que era una joya. Esa caja de diseño único de melocotón... Se trataba de una pieza de Joyas Flor de Durazno.

Me la ofreció, pero me rehusé a aceptarla.

Al parecer había anticipado mi rechazo, por lo que dejó escapar un suspiro de impotencia antes de abrir la caja.

En su interior había un delgado brazalete de la mejor calidad de jadeíta que jamás había visto.

Todas las piezas de jadeíta en forma rectangular eran casi transparentes y de un vibrante color verde esmeralda, con vivos matices azules y amarillos. La textura era suave y uniforme. Cuando les daba el sol, brillaban con un atractivo resplandor que realzaba los tonos azul y amarillo.

Quedé estupefacta cuando me di cuenta de que cada jadeíta era en realidad un jade imperial, la más cara del mundo.

Eran seis piezas, unidas con oro blanco adornado con diamantes y, por supuesto, había un pequeño melocotón de diamantes colgando en el cierre. Era una maravilla, muy hermosa. Y el precio debió ser altísimo.

Tenía ganas de agarrarla. No era una hipócrita. Me gustaban las joyas finas y esta pulsera de jadeíta me pedía a gritos que la tomara, pero me abstuve.

"¿Qué significa eso? ¿Me estás preguntando si esto le gustará a Maia?", le espeté. Si no, ¿por qué me la mostró?

"Amelia, compré esto especialmente para ti", me respondió, mientras me la ofrecía de nuevo.

Mis ojos se abrieron de golpe. ¿Para mí? Él jamás me había hecho ningún regalo. Solo me dio una tarjeta bancaria y me dijo que con ella pagara lo que quisiera comprar.

"Yo...", se veía preocupado al pronunciar sus siguientes palabras, por lo que enarqué una ceja y golpeé el suelo con el pie, mostrándole mi impaciencia.

Entonces, él se aclaró la garganta antes de contestar: "Quiero pedirte disculpas".

De nuevo mis ojos se agrandaron; temí tanto que se salieran de sus órbitas.

«El arrogante, que nunca velaba por mis sentimientos y solo quería a su cuñada... ¿Ernesto... me estaba pidiendo perdón? Pero, ¿qué clase de catástrofe va a ocurrir pronto en el mundo? ¿O tomó alguna dr*ga? Tal vez... ¿Es un clon suyo? Es increíble que me pidiera disculpas».

Cuando vio que yo seguía callada y sin moverme, volvió a aclararse la garganta. "La última vez que nos vimos me di cuenta de que ya no llevabas tu pulsera, así que te compré esta. Es una muestra de disculpa de mi parte. Por favor, acéptala, Amelia".

¿Se dio cuenta? Le iba a preguntar si la había visto en la habitación de Maia, pero pensé que no tenía sentido preguntarle. Si alguien la encontrara, seguro se la darían a Maia. Y si él la hubiera visto, la habría botado porque cualquier cosa mía solo lo pondría de mal humor. Pero el hecho de que me comprara este brazalete demostró que no la vio. Entonces mi preciosa y cara joya debía estar ahora en manos de su cuñada.

"¿Qué sentido tiene pedir disculpas ahora? ¿Sabes cuántas veces me rompiste el corazón cuando aún éramos compañeros? ¿Crees que una pulsera cara puede compensarlo?", comenté con sarcasmo.

"Sé que no fui el mejor compañero para ti, Amelia. Nunca cumplí con mi deber como tu pareja. Debí haberte protegido y amado, pero... lo que hice fue lastimarte. Así que te pido perdón", dijo con culpa y arrepentimiento.

Noté que había sinceridad en sus palabras, y mi corazón estuvo a punto de ceder ante sus disculpas, hasta que recordé otra vez su relación con Maia.

Se acercó a mí y alargó la mano para tocarme la cara. Retrocedí con rapidez, esquivando su tacto.

Se quedó inmóvil y su brazo cayó sin fuerzas a su lado, teniendo una expresión avergonzada en su rostro.

"¿Tienes que despreciarme de esta manera, Amelia? ¿Debes evitarme como a una plaga?", preguntó en voz baja y con una expresión cabizbaja.

Sus palabras me causaron gracia. "¿Recuerdas lo que me decías cuando te fastidiaba y me pegaba a ti cuando éramos compañeros, Ernesto?"

Su mirada sombría reflejó una mezcla de emociones complicadas.

«Sí, debes recordar que me pedías que dejara de hacer todas esas cosas porque no tenías tiempo para mí», pensé. «Ya que solo te ocupas de Maia».

"Ya no somos compañeros, ¿pero quieres que siga siendo cariñosa contigo y te trate bien como cuando lo éramos, para que después te enfades conmigo y me pidas que me vaya?", mi sarcasmo fluía a cada palabra que pronunciaba.

Se veía aún más avergonzado e incómodo. Me hacía gracia verlo así. Quería reírme y burlarme de él. Gritarle que dejara de comportarse como un caballero. No le quedaba nada bien esta actuación.

«¿Por qué se molesta en hacer todas esas cosas? ¿Qué sentido tiene que se disculpe cuando ya es muy tarde? ¿Qué pretende al querer que seamos amigos cuando es evidente que no quería estar cerca de mí cuando éramos compañeros? ¿Para qué hace todo esto? No tiene sentido».

Me irritaba su presencia, sobre todo si su instinto animal natural resurgía como ahora. Eso solo me crearía problemas.

"Amelia, deberíamos ser amigos", insistió. "Yo soy el alfa de la Manada Garra Roja, y tú la de la Manada Plenilunio. Sería beneficioso para tu manada si se hiciera amiga de la mía. Después de todo, ahora tenemos problemas con los rogues. Estoy seguro de que has notado que ahora se han vuelto más y más crueles e incontrolables. Han empezado a atacar a otras manadas sin ningún motivo. La cooperación entre manadas, en especial las poderosas como las nuestras, sería algo que el Rey Alfa habría deseado para combatir con ellos".

Se atrevió a usar al Rey Alfa como excusa. Aunque tenía razón sobre los rogues y que la cooperación entre nuestras manadas era beneficiosa, pero utilizar al Rey Alfa... ¿Qué tan descarado podría ser?

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo