Mi ex-Luna rechazada, vuelve conmigo romance Capítulo 49

••• Desde el punto de vista de Amelia •••

Detuve mis pasos cuando vi a un hombre descender por las escaleras lujosas.

¡Era mi compañero! De inmediato lo reconocí.

Se me cortó el aliento y mi corazón empezó a latir con mucha fuerza.

En esa noche, él estaba impresionantemente guapo con un traje cruzado a rayas azul de medianoche que envolvía a la perfección su cuerpo musculoso.

Tenía el cabello oscuro y sus ojos eran de un color muy singular: azul claro, casi plateados, con un anillo exterior negro y uno interior dorado.

Sus cejas eran gruesas, su nariz recta, se le marcaban sus pómulos, labios muy s*xis, y una mandíbula afilada.

Mientras que Ernesto poseía una belleza arrogante, la belleza del príncipe provenía de su aura fría pero noble y elegante.

Él era simplemente... perfecto.

Se detuvo y pareció darse cuenta de que yo estaba allí, pues lo vi olfatear el aire antes de que nuestras miradas se encontraran.

Una sonrisa seductora se dibujó en su rostro apuesto mientras caminaba hacia mí. Cuando no sonreía parecía un príncipe de hielo, pero si lo hacía, se convertía en un príncipe muy amable y atractivo.

Estaba casi segura de que todos podían oír los latidos de mi corazón, que amenazaba con salirse de mi pecho con cada paso que él daba acercándose a mí.

Finalmente, se detuvo muy cerca de mí. Tuve que estirar mi cuello para ver su rostro debido a su altura imponente, que según mis cálculos era de 1.90 metros.

Vi en sus ojos reflejarse la alegría que sentía mi corazón. No podía creer que al fin lo había conocido. Por un momento pensé que la noche en que lo conocí y descubrimos que era él mi compañero de segunda oportunidad era solo una ilusión. Creí que nunca lo iba a encontrar, pues había puesto tanto empeño en buscarlo en los últimos días, pero no había pasado nada.

Sin embargo, ahora estaba frente a mí, con un aspecto tan majestuoso como su lobo.

"Finalmente te encontré", le dije en un susurro.

Dirigió su mano hacia mi rostro y no lo detuve.

Nos mirábamos mientras teníamos emociones encontradas: curiosidad, felicidad, incredulidad y anhelo.

Alcancé a ver una sombra antes de que su mano pudiera tocar mi cara, alguien apareció por mi lado izquierdo y se puso en medio de nosotros, interrumpiendo de esa manera nuestro momento romántico.

Era Ernesto, me quedé atónita al verlo. No entendía qué estaba haciendo allí, me preguntaba por qué siempre aparecía de la nada y me seguía como un fantasma.

Me sentí molesta por su presencia.

¿Por qué no podía mantenerse alejado de mí? Pensé que en nuestro último encuentro había sido lo suficientemente clara como para decirle que ya no quería tener nada que ver con él. ¿Desde cuándo se había vuelto tan desvergonzado e insensible?

"Príncipe Alfa", lo saludó Ernesto pero sus ojos estaban fijos en mí. ¡Qué maleducado! Acaso, ¿no conocía Ernesto los principios básicos de la etiqueta y el respeto? ¿Cómo se atrevía a saludar al Príncipe Alfa sin mirarlo?

Pero sus palabras me conmocionaron. ¿Cómo sabía él la identidad de mi nuevo compañero? Porque yo no sabía que mi compañero de segunda oportunidad fuera el Príncipe Alfa. Claro que debí de haberme dado cuenta si me hubiera fijado en los colores de la decoración de la fiesta, pues eran los mismos colores que su lobo.

"Ernesto, ¿qué quieres?", entrecerré mis ojos y crucé los brazos en señal de que estaba impaciente y molesta.

“Sí, ¿qué es lo que quieres, Alfa Ernesto?”, su tono era tranquilo, pero su mirada azul penetrante y peligrosa, habría fulminado a Ernesto si las miradas pudieran matar de verdad. “¿Por qué estás interrumpiendo la conversación que estoy teniendo con mi compañera?".

Mi corazón dio un vuelco, él ya me estaba presentando como su pareja, pero para mi mala suerte se lo había dicho a Ernesto. Sabía que habría problemas, pues recordé cuando le mentí a Ernesto sobre que Nico era mi compañero de segunda oportunidad.