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Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1283

Nadie dijo una palabra.

Ambos tenían la ropa desordenada por el arrebato de hace un momento, e incluso algunas prendas se habían desabrochado.

Dorian solo llevaba puesta una camisa negra; el tejido, antes impecable, ahora estaba arrugado y hecho un desastre. El dobladillo, que antes permanecía metido y prolijo dentro del pantalón de vestir, había sido jalado hacia fuera, y varios botones estaban desabrochados.

Con una sola mano, Dorian se abrochó los botones que faltaban, se levantó y caminó hacia la puerta, visiblemente fastidiado.

—¿Qué pasa?

Mientras abría la puerta, su voz cortante resonó, cargando ya un dejo de enojo contenido.

Serena estaba de pie en la entrada, abrazada por Marta.

Había sido ella quien había tocado el timbre.

Nunca antes había visto a Dorian molesto; al verlo con ese gesto tan severo, se quedó petrificada, con la boquita temblando y los ojos llenándose de lágrimas por la angustia.

—…

Dorian tampoco esperaba encontrarse con Serena del otro lado. Por un momento, su expresión cambió, y suavizó a propósito el tono para hablarle.

—Serena, ¿qué haces aquí?

—Quiero ver a mi mamá —respondió Serena con voz temblorosa, sin que la expresión más tranquila de Dorian lograra calmar su desaliento—. Mamá no ha regresado en todo este tiempo. Me da miedo que ella se haya ido con mi tía y me dejen sola.

Amelia, que ya había terminado de arreglarse y salía del cuarto, escuchó aquello y sintió una punzada de culpa en el corazón.

—No, mi amor. Mamá no se ha ido, y siempre te va a esperar.

Amelia, diciendo esto, pasó junto a Dorian y abrazó con fuerza a Serena.

Serena se dejó envolver, lanzándose a los brazos de Amelia con todo su cuerpo.

Cuando la niña se acurrucó en Amelia, Dorian se acercó para sostener a Serena por la espalda, ayudando a que el peso no recayera por completo sobre Amelia.

Amelia le dirigió una mirada, sorprendida.

Dorian solo tenía ojos para Serena; su gesto de apoyo parecía más un reflejo que otra cosa.

—¿Frida y Yael no están en el cuarto? —preguntó Dorian.

—Frida salió a contestar una llamada, y Yael la acompañó —explicó Marta—. Cuando Serena vio que se iban y ustedes tampoco estaban, se inquietó y ya no hubo poder humano que la convenciera, insistió en venir a buscarlos.

Marta miraba a Dorian pero se cuidaba de no posar la vista en la camisa arrugada y descompuesta.

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