Nadie le hizo caso.
Eva ya se había adelantado para despedir amablemente a las visitas.
Raquel, lejos de molestarse por la petición de Dorian, mantuvo su educación y volvió a disculparse con Eva antes de irse, agradeciendo por la atención y por el tiempo que ella y Adela habían ocupado en la oficina.
Rufino salió directo tras Dorian.
En cuanto se fueron, la oficina entera explotó en murmullos y rumores. No faltaron los comentarios, todos hablando al mismo tiempo, como si el lugar se hubiera transformado en un mercado de pueblo.
El tema de conversación giraba en torno a dos cosas: ¿Qué había pasado entre Dorian y Amelia? Y por otro lado, ¿por qué Raquel y Amelia se parecían tanto?
Eva, apenas regresó de despedir a los visitantes, se convirtió en el blanco de todas las preguntas. Todo el mundo se le acercó, ansiosos por enterarse de lo que había ocurrido y esperando que soltara algún dato jugoso.
Pero Eva, sabiendo que era arriesgado platicar sobre el jefe frente a tanta gente, solo pudo sonreír de forma incómoda y decir que ella tampoco sabía nada, desviando el tema como podía. Sin embargo, era joven y la curiosidad la carcomía por dentro, sobre todo porque sus amigas más cercanas ya le estaban mandando mensajes por el grupo privado de WhatsApp para sacarle información.
En ese grupo privado ya se había desatado todo un escándalo. Una de las chicas etiquetó directamente a Eva:
[Oye Eva, ¿quién es esa Raquel? ¿Por qué se parece tanto a la esposa de Sr. Ferrer, la Srta. Soto? Se me hace que Sr. Ferrer la mira de una forma muy rara, ¿no?]
La misma chica adjuntó una foto tomada a escondidas de Raquel parada frente a la puerta de la oficina de Dorian, mirándolo fijamente. Y remató:
[¿Ya vieron? El porte, la forma de hablar sin apurarse, hasta la voz… Es igualita a la esposa de Sr. Ferrer. ¿No creen que hay algo raro entre esos dos? ¿No será que hay gato encerrado?]
Otra amiga no tardó en soltar su propia teoría:
[¡Justo! Yo también lo noté rarísimo. Desde que regresó, Sr. Ferrer anda de mal humor. La última vez que lo vi así fue cuando se divorció de la Srta. Soto. ¿No será que ya tronaron otra vez?]


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