Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1310

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—Señorita Valenzuela —la voz de Dorian sonó cortante mientras miraba de reojo a Raquel—, estoy interesado en el proyecto de colaboración con su empresa, pero no quiero que personas ajenas se involucren.

—Disculpe, fue un descuido de mi parte. Le aseguro que no volverá a suceder —susurró Raquel, bajando la cabeza.

No sabía si era la imponente presencia de Dorian la que la hacía sentir así, o si era la advertencia implícita en sus palabras. Apenas cruzó la mirada con él, una oleada de temor le recorrió el cuerpo; se encogió como un conejo asustado. Esa reacción era idéntica a la que Amelia mostraba cuando enfrentaba la furia de Dorian: los mismos ojos temblorosos, el mismo gesto de querer huir.

Esa similitud volvió a encender el enojo que Dorian había intentado contener. En cuanto ella agachó la vista, evitándolo, la imagen de Amelia se le vino encima. Era como si, una y otra vez, esa mirada de animalito acorralado le cortara de raíz el impulso de gritar, dejándolo con una frustración que le revolvía el estómago y le hacía apretar los dientes.

Se dio la vuelta de golpe, dándole la espalda a todos.

Raquel, confundida, miró su figura rígida frente a la ventana. El saco le quedaba impecable, hombros bien marcados, pero todo en su postura delataba la batalla interna que libraba.

—Señor Ferrer... —la voz de Raquel tembló, suave y llena de inquietud, tan parecida a la de Amelia que a Dorian le molestó aún más.

Pero antes de que pudiera terminar la frase, Dorian la interrumpió con voz seca:

—No digas nada.

Raquel se quedó callada, apretando los labios.

Rufino, desde el otro extremo de la sala, observaba con atención la espalda tensa de Dorian, como si intentara descifrar lo que pasaba por su cabeza.

Unos segundos después, Dorian habló sin siquiera voltear:

—De ahora en adelante, que otra persona se encargue del proyecto.