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Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1336

Serena abrió los ojos de par en par, con la mirada llena de confusión, y miró a Amelia.

—¿A dónde vamos?

—Vamos a la playa, o a ver flores, montañas, ríos, hasta el desierto si quieres —Amelia la miró con una ternura infinita, su voz suave, casi como si le estuviera contando un secreto solo para ellas dos—. La idea es irnos a diferentes ciudades, en cada una buscar una casita con jardín, quedarnos un tiempo, y cuando nos cansemos, nos mudamos a otra ciudad. Así, hasta que llegue el momento en que Serena tenga que ir al kinder. Ahí nos detenemos, tú entras a la escuela y yo regreso al trabajo, ¿te parece?

—¡Sí! —Serena asintió entusiasmada, los ojitos brillándole de emoción. Luego, tras un instante, volvió a fruncir el ceño, intrigada—. Pero… ¿por qué no va a estar papá?

—Porque… —Amelia se quedó pensando un momento—. Papá tiene que trabajar, y tu madrina también. Así que esta vez solo iremos tú y yo, ¿te parece bien?

—¿Y tú, mamá? ¿No tienes que trabajar? —preguntó Serena con la inocencia de quien quiere entenderlo todo.

Amelia asintió.

—Quiero aprovechar para estar contigo, llevarte a conocer el mundo, jugar, reírnos. Cuando empieces la escuela, entonces sí, regreso a trabajar.

En el pasado, entre los estudios y el trabajo, Amelia casi no había tenido tiempo para acompañar a Serena. Después de aquel accidente en la obra y la experiencia de haber estado al borde de la muerte, su perspectiva cambió: entendió que quería pasar más tiempo con su hija, disfrutar esos años que no vuelven. El trabajo podía esperar; la infancia de Serena no.

Además, su carrera ya se encontraba establecida. Aunque dejara de trabajar uno o dos años, no le afectaría tanto. Su profesión le permitía trabajar de forma independiente si lo necesitaba, y después de mucho pensarlo, había tomado la decisión de aprovechar el tiempo que le quedaba antes de que Serena entrara al kinder para viajar juntas, explorar el mundo y atesorar recuerdos. Ya luego, cuando Serena estuviera en la escuela, ella volvería al trabajo.

En el fondo, Amelia sentía que el trabajo nunca se acabaría, pero la niñez de su hija sí tenía fecha de caducidad. Quería estar ahí, acompañándola.

Serena, al escucharla, se llenó de alegría.

—¡Sí, sí! Martín siempre dice que su mamá lo lleva a todos lados, yo también quiero que tú me lleves a jugar todos los días.

La pequeña ya se había olvidado de la pregunta sobre su papá.

Amelia la observó, viendo cómo la felicidad iluminaba su carita. Una oleada de culpa le apretó el pecho, pero aun así, le acarició la cabeza con cariño.

Justo en ese momento, Marta subió con una tanda de ropa recién tendida, sonriendo.

—¿Y a qué viene tanta alegría? —preguntó.

—¡Mamá va a estar conmigo y jugar todos los días! —Serena contestó antes que nadie, rebosando de emoción—. Mamá ya no va a trabajar, va a ser como la mamá de Martín que siempre lo lleva a pasear.

—Eso suena increíble —dijo Marta, compartiendo la dicha. Sin embargo, al mirar a Amelia, su expresión se volvió pensativa, como si dudara en decir algo.

—¿Qué pasa, Marta? —le preguntó Amelia, notando la vacilación.

—Verás… estos años he estado trabajando fuera y casi no he podido estar con mi hijo… —Marta bajó la mirada, incómoda—. Él está a punto de presentar el examen de ingreso a la prepa, pero últimamente no ha querido estudiar. Yo quisiera dejar el trabajo para poder apoyarlo, pero no sabía cómo decírtelo…

Capítulo 1336 1

Capítulo 1336 2

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