Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1020

—Con el daño que tiene tu auto, te voy a transferir 1400 dólares, que deberían ser suficientes para repararlo. Si no es suficiente, avísame.

Patricia pronunció estas palabras mientras realizaba la transferencia.

Acto seguido, se bajó del auto.

—¿Vienes a comer sola por aquí? —preguntó Patricia, mirando dentro del auto de Ana, sin percatarse de Alejandro.

Ana aceptó la transferencia directamente. —Si hay algún problema con el auto, te buscaré. Me voy ahora.

Entonces se dirigió directamente a abrir la puerta del auto y subió.

Ese lugar podría interferir fácilmente con otros autos en el estacionamiento al salir; no era un buen lugar para conversar.

Además, no tenía nada que hablar con Patricia.

Al ver que Ana también la ignoraba y se marchaba, Patricia frunció el ceño.

Estaba molesta.

¿Qué clase de actitud es esa?

¿No escuchó lo que dije?

Patricia subió a su auto y, molesta, pisó el acelerador para seguir a Ana.

Ana condujo un rato y luego tomó dos vueltas.

Mientras esperaba en un semáforo en un cruce, vio un auto familiar en el espejo retrovisor.

¿No era ese el auto de Patricia?

¿La había seguido todo el camino o era coincidencia?

Después de cruzar el semáforo, notó que Patricia aún la seguía.

Luego pasó dos calles más.

Y entonces se detuvo al costado de la carretera.

Patricia también se detuvo.

Luego bajó del auto y se acercó al auto de Ana.

¿Ana la acusaba de intervenir vergonzosamente en la relación de otros?

Entre las dos, ¿quién era?

Ella era la que todos consideraban más adecuada para Alejandro, ellos eran iguales en estatus, ¿y qué derecho tenía Ana?

Ana abrió la puerta del auto de un tirón, se subió y bajó la ventanilla para mirar a Patricia. —Sé muy bien lo que estoy diciendo, señorita Patricia. La próxima vez que me veas, sería mejor que tomaras otro camino y dejaras de seguirme en tu auto.

Dicho esto, pisó el acelerador y se alejó rápidamente.

Después de recuperarse, Patricia, furiosa, pisoteó el suelo. —¡Ana!

¡Estaba furiosa!

¿Quién le había dado a Ana el valor para hablarle con tanto desprecio?

¿Ana la acusaba de intervenir en la relación de otros?

El día que Alejandro descubriera la verdadera naturaleza de Ana, ¡ella sería la verdadera intrusa en la relación!