Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1042

Cualquier persona normal se habría dado cuenta en ese momento de que Patricia estaba coqueteando con Alejandro.

¿Qué hombre podría resistirse cuando la persona que le gustaba coqueteaba con él?

Y más aún si se trataba de una súper belleza como Patricia.

Incluso Ana, a quien no le gustaba Patricia, en ese momento sintió algo de pena por lo que ella estaba pasando.

Ser perseguida por un psicópata que no te gusta debía ser horrible; era natural sentir miedo.

Fue entonces cuando Alejandro sacó su celular.

Ana alzó una ceja al verlo; él claramente sentía compasión, y ella sabía que Alejandro estaba usando esto para aplacar el orgullo de Patricia.

Alejandro era realmente impresionante.

Él sabía cómo manipular a las personas con precisión.

Patricia también se alegraba; Alejandro realmente se preocupaba por ella.

Justo como ella pensaba, Alejandro quería que ella se sometiera a él.

Todos guardan rencor, y Alejandro no era la excepción.

Pero lo que hizo a continuación sorprendió a ambos.

Alejandro no sacó el celular para llamar, sino que parecía estar buscando en el registro de llamadas.

Luego, leyó un número de teléfono. —+34...

Patricia estaba confundida. —Alejito, ¿tú...?

¿Por qué estaba leyendo un número de teléfono?

Ana reconocía el número, le sonaba familiar.

—Es el número de Ignacio, deberías resolver esto con él —dijo Alejandro con voz grave.

Patricia quedó boquiabierta, sorprendida. —¿Ignacio?

Ella conocía a Ignacio.

Pero, ¿cómo podía decirle que buscara a Ignacio?

¡Ella había venido a buscar su ayuda! ¿No se daba cuenta del miedo que ella tenía? ¿No sentía, a través de sus palabras, lo perturbador y aterrador que era ese hombre?

Había cosas que necesitaba aclarar delante de Ana.

Hasta hace un momento, pensó que Ana podría sentir celos por la llegada de Patricia.

Claramente, se había equivocado.

Ese tipo de pruebas no eran apropiadas para Ana.

Tampoco creía que debiera actuar así.

Lo más importante era que, últimamente, Patricia le daba una sensación extraña que no podía explicar.

A veces, eso le hacía perder la razón por un instante.

Pero ahora, estaba completamente calmado.

Los hermosos y grandes ojos de Patricia, que solían estar llenos de vida, comenzaron a temblar con lágrimas al escuchar las palabras de Alejandro. En ese momento de asombro, las lágrimas que no podía controlar comenzaron a caer de sus ojos.

Ella sentía un zumbido en sus oídos.

—Tú...