Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1048

—Salvador, ¿por qué no miramos otra película? —Sofía no disfrutaba de las películas que no tenían atractivos protagonistas.

Muchos de los protagonistas de las comedias no eran actores de su agrado.

Inicialmente, cuando Salvador propuso ir al cine juntos, ella esperaba que fuera otra película romántica juvenil, pero resultó ser esta comedia que no le interesaba mucho.

Sofía estaba algo insatisfecha.

Salvador frunció el ceño y dijo: —De las pocas películas que parecían buenas, esta era la única que parecía decente, las otras eran para niños, no me interesaban, si no te gustaba podías jugar con tu teléfono.

—No era que me pareciera mala —dijo Sofía al darse cuenta de que Salvador estaba algo molesto, y rápidamente cambió su actitud.

Bueno, no era que no se pudiera ver.

Así que simplemente la miraron.

Ella miró hacia adelante involuntariamente.

Podía ver a dos personas al frente.

Evidentemente esta película no era popular, si no, ¿cómo sería posible que solo hubiera cuatro personas viéndola?

Mejor lo dejamos.

Salvador había estado de mal humor estos últimos días, y si ella hablaba demasiado, seguro que él se molestaría aún más.

Sofía comía palomitas aburridamente.

Las palomitas de este cine no eran muy buenas.

La película tampoco era gran cosa.

Las películas románticas son perfectas para parejas, no entendía por qué Salvador no quería ver una, algunas escenas a mitad de la película, hacían que las parejas no pudieran resistirse a abrazarse, besarse y decirse palabras de amor.

Sofía pensaba que era una lástima.

Ellos eran una pareja, pero ahora no parecían una.

Habían besado poco últimamente.

Ella no se concentraba en la película.

Ni siquiera sabía de qué trataba.

Sofía apretó las manos juntas, sus ojos se enrojecieron. —La película es tan mala, ¿qué tiene de bueno?

¡Salvador ya no se preocupaba por ella!

Solo había hecho un par de preguntas y él ya estaba molesto. Además, él ni siquiera le ofrecía una explicación, lo mínimo que podría hacer era explicarle para disipar sus dudas.

Salvador respiró profundamente; pensaba que la película tenía muchos momentos divertidos, y si no fuera porque Sofía no dejaba de hablar y distraerlo, él podría estar riéndose como las dos mujeres al frente.

—No sé de qué se ríen esas dos mujeres al frente, esto es una película para engañar a los ancianos —se quejó Sofía sin poder contenerse.

Salvador respiró hondo, incapaz de aguantar más. —¿Puedes dejar de hablar?

Sofía se enfureció. —¡Bien! ¡No hablaré!

Él no quería escucharla hablar, entonces ella no hablaría, ¿qué importancia tenía eso?

¡Podría dejar de hablarle para siempre!

Así él podría disfrutar del silencio.

La próxima vez que dijera que la quería y se disculpara, ¡ella no lo perdonaría!