Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1156

La mirada de Ana se ensombreció.

¿Qué iba a decir entonces? Rafael no había terminado de hablar, evidentemente tenía algo más que decir, pero debido a ciertas reservas, se detuvo justo a tiempo.

¿Estaba Rafael y su entorno tramando algo en secreto?

¿Acaso no había sido suficiente la lección que Alejandro les había impartido anteriormente?

—De cualquier modo... si ahora no te disculpas conmigo y me tratas bien, olvídate de que en el futuro quiera darte otra oportunidad. —Dijo Rafael con una sarcástica sonrisa.

Cuando Alejandro ya no sea útil y la familia García dependa de él, podrá obtener fácilmente todo lo que desee.

Y no hablemos de Ana en este momento.

Cuando finalmente venga a él, solo servirá para que se acueste con ella unas cuantas veces.

Ana ya no prestaba atención a Rafael y se alejó rápidamente.

Al observarla apresurado de su partida, sin una pizca de vacilación, el rostro de Rafael se torció de disgusto.

—Señor Rafael, ¿quién es esa mujer? Es muy despreciativa, y ¿cómo se atreve a hablarte así? —Se quejó la compañera de Rafael.

Al oír esto, Rafael se disgustó: —¿Qué estás diciendo? ¡Lárgate de aquí ya!

Habría sido mejor no encontrarse con Ana, porque ahora se daba cuenta de que, aparte de tener un buen cuerpo, la mujer a su lado no se comparaba en lo absoluto con Ana.

La expresión de su compañera cambió de forma radical, mordió su labio, luego, frustrada, golpeó el suelo con el pie antes de alejarse.

¡Esta persona tiene un temperamento terrible!

Se enfada de repente y es muy difícil de calmar.

Observando de reojo cómo su compañera se alejaba enojada, a Rafael no le importaba, tenía cantidad de mujeres como ella alrededor, con un montón de mujeres deseando subirse a su cama cada día.

Mujeres tan poco inteligentes, que no saben leer la situación, con las que se cansa después de uno o dos cogidas.

Mirando en la dirección en la que Ana había partido, el imperioso deseo de poseerla crecía más fuerte en su corazón.

Nunca una mujer lo había obsesionado tanto.

Incluso cuando estaba con otras mujeres ocasionalmente, también pensaba en ella.

Este pensamiento ya había afectado por completo su estado de vida, y no se resignaría hasta obtenerla.

—¡Espérame!

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