Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1277

Él también perdió la memoria.

Ella siempre se decía a sí misma que debía ser un efecto secundario del accidente automovilístico.

Hasta que...

Después de llegar a la ciudad A, de repente una noche en una gala benéfica alguien reconoció a Gonzalo como Alejandro. Desde entonces, ella había empezado a investigar en secreto todo lo relacionado con Alejandro. Una serie de coincidencias la llevaron a darse cuenta en ese momento de algunas verdades.

Pero no había querido creer en esas verdades e intentaba evitarlas de forma deliberada.

Temía que su hermosa vida actual se desvaneciera como humo y que nunca pudiera poseerla de nuevo.

Pero ¿cómo lo sabía Ana?

Ana era demasiado obstinada, y parecía realmente estar decidida a disputarle a Gonzalo.

Ella apretaba los labios con fuerza.

Un pánico sin precedente alguno parecía ahogarla.

¡No podía perder a Gonzalo! ¡De ninguna manera!

Gonzalo era Gonzalo y punto, y mientras ella lo negara, él seguiría siendo solo Gonzalo.

Ese Alejandro había muerto hacía tiempo.

Pero al pensar con detenimiento en cómo había sido Ana recientemente, cómo había defendido su posición cuando ella la confrontó, incluso evitando acercarse a Gonzalo a propósito, sentía una gran inquietud.

Ana tampoco habría venido a buscarla por iniciativa propia, ya que eso significaría encontrarse con Gonzalo.

Pero el hecho de que Ana hubiera venido directamente a buscarla significaba que quizás quería ver a Gonzalo.

Al darse cuenta de todo esto, Verónica se sintió aún más ansiosa y de inmediato tomó su celular para llamar a Gonzalo.

Sin embargo, tras varios intentos, nadie respondió.

Ella había sido demasiado ambiciosa antes.

Había pensado que podía tener una vida mejor y quería que todos aquellos que la habían mirado con desprecio vieran que ahora había logrado un salto de clase, que poseía lo que aquellos que la despreciaron alguna vez no podían ni imaginar.

Así que, cuando Gonzalo había expandido su imperio de negocios a esta parte del país, ella había estado más emocionada y expectante que nadie.

Pero ahora, deseaba más que nadie que todo esto terminara pronto.

Escuchando las palabras ansiosas de Verónica, Gonzalo no mostró mucha emoción al respecto. Dijo tranquilamente: —Si tienes miedo, mañana puedes regresar primero. Allá en el País de la Arena Blanca se te arreglará todo con el hospital y los médicos.

—¿Y tú?

—Una vez que las cosas aquí avancen normalmente y no me necesiten más, volveré.— Gonzalo no ocultó nada.

Verónica palideció al instante. —¿Por qué no vuelves conmigo? ¿No me dijiste antes que lo más importante en este mundo son las personas? No tienes familia aquí, soy tu única familia, ¿cómo puedes dejarme ir sola a enfrentar semejante cosa?