Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1289

Para esta hija biológica, solo tiene decepción.

Nunca había pensado que se volverían a encontrar en esta vida, pero aquel día de repente ella apareció buscándola.

Después de reír con exageración y de manera maníaca, Carmen miró despectiva a Ana con ojos que destilaban veneno y dijo: —¿No le dijiste a mamá? ¿No sabes a dónde fui? Te llamé pidiendo que me salvaras, ¿qué hiciste? Háblale bien a mamá.

—No necesita Anita decirlo, sé a dónde fuiste. Tú y José fueron vendidos por Carlos; la policía me contactó por un tiempo, — respondió Elena con voz grave.

Carmen se quedó al instante estupefacta.

Ana también estaba sorprendida; Elena nunca había mencionado aquello frente a ella.

Resultaba que ella ya lo sabía.

—Eres mi madre. Sabías que me habían secuestrado, que había sido torturada durante tanto tiempo de manera terrible, ¿y no pensaste en rescatarme? ¿Solo miraste con indiferencia? ¿Dices la verdad cuando afirmas que eres mi madre?— Carmen casi gritó desesperada.

¿Qué había hecho tal mal para terminar de semejante manera?

Por otro lado, Ana tenía dos hermanos que la adoraban, además de una madre y un hermano menor que la cuidaban con esmero. ¡Y ahora ella solo se tenía a sí misma!

Los años de terrible tortura… el hecho de que hubiese sobrevivido era un verdadero milagro. Si no fuera por su astucia, ya estaría discapacitada como otras chicas o habría sido asesinada de forma cruel.

Y José... José había muerto de manera especialmente trágica.

¿Por qué tenía que sufrir como una miserable mendiga, mientras Ana, incluso después de perder a Alejandro, seguía viviendo felizmente?

¡Ella no lo entendía!

—Te equivocas. Esta es la empresa de Anita; yo solo trabajo aquí para Anita. Esta casa también la compró Anita, — respondió furiosa Elena, mirando a Carmen, completamente desilusionada.

Sabía que no podía ser indulgente con esta desagradecida hija.

De lo contrario, realmente habría muchos problemas.

Carmen había sido corrompida por completo por la familia González.

En ese preciso momento, Ana miró su celular, donde aparecía la información de la administración de la propiedad. De inmediato se levantó y abrió la puerta.

La administración de la propiedad llegó con dos guardias de seguridad.

—Es ella. Si viene a nuestra comunidad o a mi casa otra vez, expúlsenla enseguida, — dijo Ana a los tres.