Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1305

Pero eso también era simplemente imaginación, la naturaleza humana era así después de todo.

Ella había asistido ese día a un evento de firma de libros, por eso se había vestido de esa manera tan llamativa, aunque por lo general también compraba muchas de sus ropas en linea.

—No está tan mal, Francisco es una persona muy paciente y amable—, respondió cariñosa Judith.

Carmen sonrió sarcasticamente. ¿Él era amable y paciente?

Tl vez lo era con Judith y Ana, pero con ella había sido despiadado.

—¿Podrías prestarme algo de dinero? Acabo de llegar a la ciudad A y no tengo dinero en este momento para alquilar un apartamento. Me dio vergüenza pedírselo a Francisco, ¿podrías prestarme algo de plata? —, planteó Carmen directamente su petición.

Judith se sorprendió muchísimo. —¿Pedir dinero prestado?

—Sí, veo que a ti no te falta dinero, prestarme algo no debería ser un problema, ¿verdad? Te devolveré el dinero cuando empiece a ganarlo yo misma—, dijo Carmen.

Judith se volvió cautelosa. ¿Quién pedía acaso dinero apenas conocía a alguien?

Además, aún no estaba segura si esta persona realmente era la prima de Francisco o no.

—No tengo efectivo disponible por ahora, también necesito consultarlo primero con Francisco—, rechazó al instante Judith de manera diplomática.

Al escuchar eso, Carmen se recostó tranquila hacia atrás, sonriendo maquiavélicamente: —Acabas de ser tan paciente con tus fans y hasta te preocupaste demasiado por la pierna herida de uno de ellos, incluso donaste cierto dinero, ¿verdad? Y yo que soy la hermana de Francisco, ¿y tú que prefieres darles tu dinero a otros antes que a mí?

¡Bien entonces!

Al principio pensaba que, si Judith accedía a prestarle el dinero sin ningún problema, no quería ser tan extremista.

Después de todo, hacer algo tan drástico podría hacer que Francisco la odiara definitivamente.

Pero ahora no importaba, dejaría que Judith supiera lo que era la verdadera oscuridad.

—Esto es diferente, si tienes algún asunto deberías mejor hablarlo con Francisco, tengo otras cosas que hacer—, dijo Judith respetuosa levantándose enseguida.

Cuando las palabras entre dos personas no podían resonar, no tenía sentido alguno continuar la conversación.