Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1315

Al oír esto, Ana sonrió.

Aunque el Alejandro amnésico la hacía sentir impotente, también le parecía ser algo cómico.

—Jamás he sido tu problema, no lo era antes, no lo soy ahora, ni lo seré jamás. De hecho, al verte, quise encontrar la oportunidad perfecta de hablar contigo un rato, pero si no surge, pue no insistiré. Sé que estos dos días no han sido suficientes para que encuentres pruebas que demuestren tu verdadera identidad, pero quiero que veas estas fotos, las fotos de abuela García.

Mientras Ana hablaba sin parar, parecía haber estrellas en sus ojos.

Mientras Alejandro se distraía un poco, de repente Ana encendió su celular.

En el celular había fotos de la abuela García.

También tenían fotos juntos.

En las fotos, la abuela García siempre estaba sonriendo; se notaba que estaba feliz de tomarse fotos con su Alejandrito.

Alejandro se sintió atraído por la imagen de la abuela García en las fotos.

Parecía como si una voz en su interior le dijera de manera constante que esa era su abuela, la que lo había criado desde pequeño.

Al ver a Alejandro tan enfocado en la foto, Ana comenzó a contar historias sobre la abuela García, incluso llegó a relatar en detalle cómo se conocieron y se casaron.

El huerto estaba realmente muy tranquilo.

Estaban parados entre los árboles frutales, y una brisa suave soplaba, llevando consigo un aroma embriagador de frutas.

Mientras tanto, Verónica miró de reojo el reloj y sorprendida notó que Alejandro había ido al baño hace casi media hora y aún no había regresado, lo que le preocupaba.

También se sentía inquietante sin saber por qué.

Apenas había logrado contener su fuerte impulso de ir a buscarlo, temiendo que se burlaran de ella por preocuparse realmente por Alejandro. No se había imaginado que ya habría pasado media hora y Alejandro todavía no había regresado.

Al instante siguió la dirección hacia la cual Alejandro había ido, preguntando a varios empleados en el camino, quienes afirmaron en ese momento no haberlo visto.

Tras esperar un rato fuera de los baños, confirmó que Alejandro no estaba allí.

Si no estaba en los baños, ¿dónde entonces, podría estar Alejandro ahora?

De repente, tuvo un presentimiento terrible.

Ella palideció y no pudo contenerse más, caminando hacia el huerto.

No podía correr, ya que había demasiadas personas y no quería perder la compostura y ser el motivo de las habladurías.

Sin embargo, en ese instante no podía calmar su mente.

Siempre había estado en guardia y, aun así, no había podido prevenir a la mujer que lo sedujera.

En ese huerto era fácil de ocultarse, ¿ya se habrían entonces besado? O quizás tocado.

Pensando que nunca había estado tan cerca de Alejandro, los celos invadieron por completo todo su ser.

¡Ella haría que esa mujer quedara deshonrada!

¡Haría que todos supieran que su hombre no era tan fácil de robar!