Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1344

Dos horas después.

Verónica se había quedado dormida tras la cirugía.

Cuando despertó, vio a la enfermera cuidándola.

Justo cuando ella ansiosa estaba a punto de preguntar dónde estaba Alejandro, él entró.

Probablemente debido a la reciente cirugía, ella se sentía muy débil y con un fuerte sentimiento de inseguridad, deseando que Alejandro pudiera quedarse con ella.

—Gonzalo...

—Acabas de ser operada, estás muy débil. Descansa primero; hablaremos cuando estés completamente recuperada, — dijo Alejandro mientras miraba a Verónica.

Verónica lo rechazó entonces. —Quiero tan solo mirarte. Anhelo que estés conmigo.

En ese momento, la enfermera había terminado su trabajo y se retiró.

Alejandro se acercó y se sentó frente a ella en la cama.

Al verlo allí, Verónica sintió que recuperaba algo de fuerza.

También se sintió un poco más tranquila.

Era como si su presencia disipara todas sus preocupaciones.

Alejandro asintió. —Su cirugía fue todo un éxito. Podrás ser dada de alta en unos días.

El éxito de la cirugía no fue una sorpresa.

Después de todo, el médico contratado era muy renombrado.

Verónica confiaba en él plenamente.

Nunca había pensado que la cirugía pudiera complicarse; después de todo, no era más que una pequeña intervención.

—¿Andas ocupado en estos días? ¿Podrías venir a verme tantito cuando tengas tiempo? Estoy muy aburrida sola en el hospital. Ya sabes, no tengo muchos amigos aparte de ti, — dijo Verónica mientras lo miraba con esperanza.

Ella se sentía entonces muy sola.

Por eso, Verónica sentía envidia de Ana, quien, según la información que había encontrado, tenía muchos amigos.

—Estos días estaré muy ocupado. Si necesitas algo, puedes contactar a mi asistente para que te ayude, — dijo Alejandro con mucha seriedad.

Verónica se sintió herida de inmediato y sus ojos se llenaron de lágrimas. —Gonzalo, tanto en el pasado como en el futuro, solo tú existes en mi mundo.

—Debes empezar a acostumbrarte a estar sin mí, — Alejandro cambió de tema de repente.

El corazón de Verónica dio un vuelco. —Gonzalo, ¿qué quieres decir?

¿Qué significaba que debía acostumbrarse a estar sin él?

¿Acaso él había recuperado la memoria?

Imposible, ¿cómo podría ser eso posible?