Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1377

Si ella hablaba de más, las consecuencias podrían ser terribles.

Así que, frente a las preguntas de los periodistas, ella siempre respondía con un "no puedo comentar" o les decía que le preguntaran a Alejandro.

Luego, se marchó en el auto.

En el vehículo, no se permitió relajarse en ningún momento.

Rápidamente, envió un mensaje a Ana por WhatsApp.

[Ahora los periodistas me están preguntando y recordé que todavía tengo el título de prometida de Alejandro. ¿Cuándo vas a anunciar que tú eres su verdadera esposa?]

Ana respondió rápidamente, a los pocos minutos.

[No necesitas responder eso. Alejandro lo hará, y puedes aprovechar para sacar partido de la atención.]

Valentina frunció el ceño al ver la respuesta. [Si se trata de aumentar la popularidad, tal vez Manuel y yo lo hagamos mejor. Está bien, mantendré el secreto con los periodistas por ahora. Nos reuniremos en unos días. Invita a Eduardo también, parece que ya está completamente recuperado.]

Ana: [Está bien.]

Después de comunicarse con Ana, Valentina se sintió llena de confianza.

Aunque no era actriz, sabía cómo manejar a los medios en su industria.

Solo tenía que seguir fingiendo que no sabía nada.

Justo cuando estaba a punto de cerrar los ojos para descansar, de repente, el conductor pisó el freno con fuerza.

Casi se golpea contra el respaldo del asiento delantero.

Su agente se golpeó la cabeza y, mientras se la frotaba, preguntó: —¿Qué pasa?

—Alguien detuvo el auto. Tuve miedo de chocar contra ella —dijo el conductor, visiblemente alterado.

Valentina frunció el ceño. —Nuestro auto no es un taxi. ¿Quién nos detendría sin motivo?

—¿Podría ser un periodista? Estos periodistas están demasiado desesperados por noticias —comentó el agente con preocupación.

Pero ahora aparecía en la ciudad A, buscándola a ella. ¿Qué significaba eso?

—¿La dejamos subir? —preguntó el agente.

Valentina pensó que, si salía del auto, seguramente sería fotografiada, así que sería mejor dejar que Verónica entrara. Podrían hablar en el auto.

Recobrando el sentido, Valentina asintió y dijo: —Déjenla subir. Ustedes esperen fuera unos minutos.

—Está bien.

El agente y el conductor salieron del auto.

Entonces, Verónica subió al vehículo.

Una vez dentro, Verónica observó detenidamente a Valentina, con un destello de simpatía en los ojos.

—Soy Verónica. No sé si me conoces.