Mi Matrimonio Inmediato con un Magnate romance Capítulo 1381

Comparado con Ana, en realidad él todavía dejaba mucho que desear.

Una hora después, Ana se sintió algo cansada y se sentó a descansar un rato, conversando con Pablo.

—¿Cómo te trata Alejandro ahora? —preguntó Pablo.

Había querido hacer esa pregunta desde hace tiempo, ya que, años atrás, sentía que Alejandro no era bueno con Ana. Ahora que Alejandro había perdido la memoria, estaba aún más convencido de que él no era el indicado para ella.

Parecía que Dios realmente no le daba ni la más mínima oportunidad. ¿Por qué no podía darle una sola para que Ana estuviera con él?

Él había esperado todos los días su regreso y, cuando finalmente lo hizo, apareció acompañada de Alejandro, lo que realmente fue un golpe para él.

Ana respondió con una sonrisa: —Muy bien.

Aunque eso era lo que decía en la superficie, podía sentir que Alejandro, después de perder la memoria, era aún menos capaz de contener sus deseos.

Excepto durante sus períodos, realmente la hacía dudar de que quisiera compensar todos esos tres años de abstinencia.

Tanto así que, cada día, terminaba exhausta.

—Bueno, si él no te trata bien, ¡déjalo de inmediato! —dijo Pablo con enojo.

Ana no pudo evitar reír. —Está bien, si él no me trata bien, lo dejaré.

—Por cierto, ayer me encontré con Haila y Lucas en un centro comercial. ¿Cómo es que todavía no se han separado? ¿No se supone que Ignacio ya lo sabe todo? —preguntó Pablo, incapaz de guardar secretos.

Especialmente cuando se trataba de cosas que detestaba.

Ana contuvo su risa. —Después del trabajo iré a ver a Javier, y de paso a Hailita. Tal vez Ignacio está esperando el momento adecuado.

—Ese estafador debería recibir una paliza. Deberían golpearlo duro para que no se atreva a engañar a nadie más. ¡Haila es realmente demasiado bondadosa y confiada! —dijo Pablo entre dientes.

Ana, viendo a Pablo enojado, sonrió y le dijo: —Antes te dije que te presentaría a Javier. ¿Qué tal si vienes conmigo a la escuela hoy?

—Mejor otro día. Realmente temo que, si veo a Haila, no podré evitar decirle que Lucas es un cretino y luego no podré contenerme de ir y golpear a alguien. Pero Javier no me conoce, aunque yo sí lo conozco a él. A veces transmite en vivo jugando videojuegos. Es como un personaje divino. Ahora soy su fan. ¡Ana, cómo es que todos en la familia Gutiérrez son tan impresionantes! —exclamó Pablo con admiración.

Al ver a Javier, ella no puede evitar preguntar: —¿Qué te pasó...?

—Hoy no tuve clases por la tarde, aproveché para echarme una siesta, ya que anoche jugué en un torneo hasta tarde, ¿adivina si gané, Ana?— Los ojos de Javier brillan, aunque su pregunta parece más una afirmación.

—Cuando Javier entra en juego, la victoria está asegurada —dice Ana.

—¡Claro que sí! Nadie me conoce mejor que tú, Ana —Javier se pasa las manos por el cabello intentando arreglárselo un poco.

Sin embargo, este desorden en su cabello no logra opacar su atractivo.

Durante su tiempo en la universidad, varios agentes han intentado firmar un contrato con él.

Incluso una vez, Manuel llevó a Javier a un programa de variedades y muchas personas clamaban por su debut, diciendo que sería una pérdida para la industria del entretenimiento si Javier no se lanzaba.

Ana le pasa una bolsa. —Tiene pan que hice ayer, si te da hambre mientras juegas por la noche, puedes comerlo.